En los últimos 50 años, los glaciares han sufrido su mayor pérdida de masa, y 2023 fue el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con estas gruesas estructuras experimentaron pérdidas de hielo.
De igual forma, durante el año pasado la extensión del hielo marino fue la segunda más baja jamás observada en la Antártida. Por si fuera poco, también se aceleró el retroceso de los glaciares debido al aumento de la temperatura media global, que entre enero y septiembre de 2024 superó en 1.54 grados centígrados el valor de referencia de la era preindustrial.
Por estos y otros motivos, conservar los glaciares resulta de mucha importancia para garantizar el ciclo hidrológico; regular el clima; los niveles del mar; y suministrar de agua dulce. Sin embargo, esta no será una tarea sencilla, ya que el cambio climático y su impacto en el retroceso acelerado de las masas amenaza tanto al medio ambiente como a las poblaciones que habitan las regiones montañosas.
Con el propósito de sensibilizar a la opinión pública sobre el papel fundamental de los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo hidrológico, considerando también las repercusiones económicas, sociales y medioambientales de los cambios inminentes en la criosfera de la Tierra, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acaba de designar al 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares y ha establecido al 21 de marzo como el Día Mundial de los Glaciares.
Por su parte, el Gobierno de la República de Tayikistán, un país asiático donde los glaciares cubren el 6% de su superficie total y ofrecen importantes reservas de agua dulce, será la sede oficial de la Conferencia Internacional dedicada a la conservación de los glaciares, a realizarse del próximo 29 de mayo al 1 de junio.
Otra de las iniciativas impulsadas representa la declaración del periodo de 2025 a 2034 como el “Decenio de Acción para las Ciencias Criosféricas”, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.