Un área del tamaño de California, Estados Unidos, se ha deforestado a nivel mundial durante los últimos 13 años, alerta un reporte del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).
La organización ambientalista analizó 24 puntos críticos de deforestación del planeta, llamados "frentes", donde encontró que más de 43 millones de hectáreas han sido devastadas.
Uno de los nueve frentes afectados de América Latina es la Selva Maya, que comparten Belice, Guatemala y México. Según el informe, ha perdido más de medio millón de hectáreas.
No obstante, otros sitios de la región se encuentran en una situación más crítica, en especial la Amazonía de Brasil, que suma más de 16 millones de hectáreas perdidas de bosque.
Por lo tanto, está a punto de alcanzar un punto sin retorno, en el que perderá su balance natural y experimentará una disminución de lluvias y sus estaciones secas serán más prolongadas, detalla el documento "Frentes de deforestación: impulsores y respuestas en un mundo cambiante".
En América Latina, las actividades que más impulsan la deforestación son la ganadería, la agricultura a gran escala, la agricultura de subsistencia, la minería, la infraestructura de transporte y los incendios.
Los bosques degradados y fragmentados son más propensos a incendios, que afectan el clima de todo el planeta, precisa el informe de WWF.
La Amazonía, por ejemplo, liberó el 1.1 por ciento de emisiones globales de carbono por sus incendios en 2019.
Pablo Pacheco, coautor del reporte, resaltó que la reducción de la deforestación debe ser parte de la solución a la crisis climática porque la agricultura, silvicultura y el uso de tierra representan una cuarta parte de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
"Al abordar la pérdida bosques, podemos reducir nuestras emisiones. No hay alternativa si queremos lograr nuestros objetivos climáticos globales", apuntó en un comunicado.
Entre las soluciones que propone WWF para detener la deforestación están las iniciativas basadas en el mercado, como el pago por servicios ecosistémicos y los esquemas de certificación, que aseguran el crecimiento económico a corto plazo. También destacan los compromisos corporativos con la deforestación cero, en especial de las instituciones financieras, y el reconocimiento de los derechos de tenencia de los territorios indígenas porque promueven la protección de bosques con buenas prácticas de manejo.