Actualmente, la inteligencia artificial (IA) está generando una transformación sin precedentes en diversos sectores; no obstante, su funcionamiento también ha implicado una preocupante huella de carbono y es aquí donde los llamados algoritmos verdes emergen como una interesante opción para el desarrollo de una tecnología sostenible y eficiente.
En palabras de expertos, un algoritmo es una serie de pasos a seguir para que un programa realice lo que queremos que haga.
Partiendo de eso, se puede definir a un algoritmo verde como un conjunto de instrucciones o reglas definidas que consuman menos recursos pero consigan el mismo resultado que obtendría uno más complejo.
Ya teniendo en claro lo anterior, los algoritmos verdes se dividen en dos corrientes principales: los enfocados en la eficiencia energética y aquellos que apuntan a promover la sostenibilidad a través de la IA verde.
También conocida como green IA, ésta responde al principio de las 3Rs: reducir, reutilizar y reciclar, y su objetivo es interpretar los datos empresariales mediante algoritmos que tomen en cuenta un abanico de factores para optimizar los procesos en una variedad de sectores: desde la logística hasta el transporte.
Incluso, busca ser más eficiente en el uso de energía y recursos como el agua, apuntando a la minimización de la contaminación y al desafío de hacerle frente a obstáculos que pudieran poner en riesgo la sostenibilidad del medio ambiente.