El 18 de junio de 2015, André-Pierre Gignac arribó a Monterrey como una de las contrataciones más importantes en la historia de Tigres, no sólo por los números que ha logrado desde entonces, sino por el cartel con el que llegó y el impacto mediático que tuvo en la Liga MX.
“No prometo gol; en toda mi carrera voy partido a partido”, dijo. Dédé aquel día, en el que dejó ver que le faltaba tiempo para hablar bien el español, mostró que se trataba de un jugador diferente, de los que se han visto muy pocos en el fútbol mexicano.
Hoy, cinco años después, se ha convertido en el máximo goleador de Tigres y también en el segundo máximo goleador en activo de la Liga MX, con 119 anotaciones, sólo por debajo de Oribe Peralta, con 166 tantos.
Tiene cuatro campeonatos con la escuadra auriazul, logrados en el Apertura 2015, 2016 y 2017, este último ante Rayados en la primera final regia, y en el Clausura 2019. Su única cuenta pendiente es un título internacional, siendo cuatro los subcampeonatos: uno de Copa Libertadores y tres de Concachampions.
"Dédé" tiene contrato con los felinos hasta el 2021, con la opción de renovar por un año más, y ya ha reiterado que su deseo es retirarse en la institución, algo que parece muy factible, aunque será tarea de la directiva elegir a quién será su reemplazo.
Por su parte, José Saturnino Cardozo obtuvo 5 títulos de liga con los Diablos Rojos del Toluca, sin embargo, no consiguió ninguno durante sus primeros cinco años. A pesar de que al final de su carrera Saturnino fue mucho más de lo que ahora es Gignac, los números son muy diferentes, incluso las posiciones. No obstante, ambos han sido un referente en el ataque del fútbol mexicano, llegando a equipos discretos del balompié mexicano, para volverlos ganadores.