El río y las canteras atraviesan la frondosa selva amazónica, amenazada por la creciente deforestación, precisamente, en busca de oro. Los mineros, que actúan sin autorización en muchos casos, talan los árboles y remueven la vegetación para luego excavar los pozos donde saben que se esconde el precioso mineral.
Los investigadores estudiaron un total de siete grupos de estos pequeños primates, que se caracterizan por su llamativo pelaje rojizo y por ser monógamos



