El ajedrez de la NFL sigue su curso y Baltimore ha movido una pieza clave. Cooper Rush, el experimentado mariscal de campo, ha dejado Dallas para convertirse en el respaldo de Lamar Jackson. Un acuerdo de dos años y hasta 12,2 millones de dólares, con 4,2 garantizados, sella su destino en una franquicia que busca poder y profundidad en su ofensiva.
Rush no es un nombre estridente, pero su historial habla por él. En 2024, fue un faro de estabilidad para los Cowboys cuando Prescott cayó, lanzando para 1,844 yardas y 12 touchdowns en solo ocho partidos. Evitó errores, lanzó apenas cinco intercepciones y demostró que un suplente puede ser la diferencia entre una temporada perdida y una oportunidad de oro. Ahora, Baltimore lo recibe con los brazos abiertos, sabiendo que en la NFL, la previsión es tan valiosa como el talento.
Los Ravens no solo aseguran un seguro de vida en la posición más crucial, sino que han agregado dinamita a su ofensiva con la llegada de DeAndre Hopkins. La ecuación es clara: Jackson tiene un arma más y un respaldo confiable. La sinfonía de Baltimore está afinando sus notas para una temporada en la que cada detalle cuenta.
Mientras tanto, en Dallas, el aire es más pesado. Prescott sigue firme en el mando, pero su sombra ha desaparecido. Trey Lance es agente libre y Will Grier, la única opción en el horizonte. La incertidumbre es la única certeza en la banca de los Cowboys, un vacío que deben llenar antes de que el reloj marque el inicio de una nueva batalla.