Este 20 de octubre, el Gran Premio de Estados Unidos se celebrará en el Circuito de las Américas, marcando el inicio de las últimas tres semanas decisivas para la Fórmula 1. Austin será escenario de una carrera sprint, formato que añade emoción y presión, ya que los equipos solo dispondrán de una hora de entrenamientos para ajustar sus monoplazas antes de la clasificación y la carrera principal. Las últimas actualizaciones se pondrán a prueba en este circuito que será clave para el cierre de la temporada.
Checo Pérez llega a Austin tras una carrera difícil en Singapur, donde solo pudo terminar en décima posición. Con 144 puntos en la tabla, está considerablemente lejos de Max Verstappen, el líder con 331 puntos. Mientras que Pérez busca mejorar su posición, Verstappen, Norris y Leclerc mantienen una feroz batalla por el campeonato de pilotos.
El trazado de Austin, con sus 5,513 metros de longitud y 20 curvas, representa un gran desafío técnico para los pilotos. Las curvas enlazadas del primer sector se asemejan a las del circuito de Silverstone, lo que añade un nivel extra de complejidad a la competencia. A pesar de que la probabilidad de lluvia es baja, siempre existe la posibilidad de que el clima juegue un papel crucial durante la carrera.
El Gran Premio de Estados Unidos no solo es un desafío técnico para los pilotos, sino que será la última oportunidad para que los equipos introduzcan mejoras importantes antes de las dos últimas citas en Qatar y Abu Dhabi. Este evento podría marcar un punto de inflexión en el campeonato de constructores, donde Red Bull y Ferrari están en una batalla cerrada.
Finalmente, el GP de Austin también es relevante porque sirve como previa del Gran Premio de México, una de las citas más esperadas de la temporada. Checo correrá ante su público en el Autódromo Hermanos Rodríguez, lo que añade emoción para los fanáticos latinos de la Fórmula 1.