En 2003, cuando se encontraba en el pico de su fama, el boxeador mexicano Jorge "El Travieso" Arce fue requerido por algunos de los narcos más poderosos, de quienes omitió sus nombres.
Quienes vivimos el inicio del siglo XXl sabemos que "El Travieso" Arce apareció en todos los programas, peleas estelares y hasta en Big Brother (el reality show más importante de aquel entonces). Fue la apuesta comercial de Televisa, deportivamente hablando. Pero la fama no siempre suele ser cómoda, sino todo lo contrario.
En una ocasión, se encontró con Joaquín Guzmán Loera, alias "El Chapo Guzmán", e Ismael "El Mayo" Zambada. El pugilista sinaloense recordó que en 2003, tras su participación en Big Brother, cuando se hallaba en el pico de su fama, y esa situación lo llevó a tener una complicada experiencia después de haber sido "levantado" por un grupo de personas disfrazadas de policías.
"El Travieso" asimiló que su vida estaba en riesgo, y ante la petición de que los acompañara, no tuvo más opción que hacerlo, pero al llegar al sitio en el que fue requerido, se dio cuenta de que estaba en una fiesta de narcotraficantes, entre los que se encontraban "todos los nombres" que se pudieran imaginar: "Un día me hicieron la parada, me llevaron, me vendaron los ojos y me dijeron que me querían saludar y que no me iba a pasar nada. Fui, ni modo de decir que no, y saludé a toda la gente. Todos los nombres que te puedas imaginar estaban allí. Cuando saludaba pensaba 'yo lo he visto', mientras me decían 'campeón, te queremos, prepárate, cuídate que te apostamos'", relató a Javier Alarcón.
Enseguida, "El Travieso" mencionó que los narcotraficantes, de quienes no se animó a decir un solo nombre, a pesar de que Alarcón le enlistó varios, le dijeron que le iban a regalar una camioneta X5, adornada con un moño rojo: "Me dijeron: '¿qué quieres?'. Tenían una camioneta X5 y me aseguraron: 'es para usted, entre todos cooperamos'. Yo dije que no podía agarrar esa camioneta, porque no voy a poder ni pagar la tenencia", contó entre risas nerviosas. Al final, prosiguió, pudo regresar a salvo al sitio en el que fue detenido sin el obsequio y con ese único favor de ir a casa intacto, que fue cumplido sin condiciones por los capos.