El Dodger Stadium fue el escenario de una despedida cargada de emoción. Clayton Kershaw, el legendario lanzador zurdo, realizó su última aparición ante la afición que lo vio convertirse en estrella. Tras anunciar su retiro al concluir la temporada 2025 de la MLB, al zurdo solo le restan uno o dos juegos de Serie Mundial. Su objetivo final: colgar los spikes levantando el título de campeón.
La trayectoria de Kershaw, enteramente dedicada a la franela de Los Ángeles, pudo haber sido muy diferente. El Gerente General de los New York Yankees, Brian Cashman, confesó haber intentado activamente llevarse al fenómeno zurdo antes de su ascenso a las Grandes Ligas. Cashman reveló que hizo "esfuerzos legítimos" para ficharlo cuando el zurdo aún era un prospecto en Ligas Menores.
Afortunadamente para los seguidores de los Dodgers, el entonces Gerente General, Ned Colletti, se mantuvo firme. Cashman recordó haber propuesto varias ideas de canje para adquirirlo, pero Colletti tuvo la inteligencia de rechazar las ofertas. Los Yankees sabían que estaban buscando a un futuro grande, pero la lealtad y el éxito de Kershaw estaban destinados a la Costa Oeste.
El impacto de Kershaw en el montículo se asocia inmediatamente a los más grandes lanzadores de la franquicia. Cuatro décadas después de la era de Sandy Koufax, considerado el mejor lanzador zurdo en la historia del béisbol durante los años 60, Kershaw irrumpió en la escena. Aunque las comparaciones con Koufax fueron inevitables, el icónico número 22 logró forjar un legado propio.
Hoy, el nombre de Clayton Kershaw es inmortal. Gracias a sus cualidades y triunfos, su figura no solo es vista como la continuación de Koufax, sino que se alza independientemente junto a leyendas de la talla de Fernando Valenzuela. Kershaw se retira como uno de los peloteros más importantes y legendarios en la rica historia de los Dodgers.