Europa es la cuarta luna más grande que orbita a Júpiter, y esconde un océano salado y líquido bajo su helada corteza. Es por esto que podría albergar los ingredientes necesarios para la vida.
De acuerdo con un nuevo esudio, se ha encontrado que la superficie de Europa está repleto de cloruro de sodio, es decir, sal de mesa.
Esta investigación también concluye que el océano escondido bajo el hielo de Europa podría ser más similar a los océanos de la Tierra de lo que se pensaba antes.
El estudio fue publicado en la revista Science Advances por investigadores de la universidad Caltech y el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, y muestra por primera vez cómo las regiones amarillas en la superficie de esta luna, que fueron avistadas por primera vez por las sondas Voyager y Galileo, podrían indicar la presencia de cloruro de sodio.
Lo que es aún más impresionante es que esta sal haya estado oculta durante años.
"El cloruro de sodio es un tanto como una tinta invisible en la superficie de Europa", dijo Kevin Hand de la NASA.
"Antes de la irradiación, no puedes discernir que está allí, pero después de la irradiación, el color se resalta".
Para realizar el hallazgo, el equipo irradió sal de mesa en un laboratorio donde se simulaba las condiciones presentes en Europa, por lo que encontraron que la sal blanca se tornó en un tono amarillento, el mismo color amarillo que detectó la nave Galileo en sus misiones entre 1995 y 2003.
Para confirmar, tornaron la vista del telescopio espacial Hubble hacia Europa para verificar que las regiones amarillas en la superficie estaban emanando una señal química que representaba la sal de mesa irradiada.
El descubrimiento es importante por lo que nos puede decir sobre la composición química del océano subterráneo:
Si el cloruro de sodio origina del interior de Europa, entonces los océanos de esta luna podrían ser mucho más similares a los de la Tierra.
En un futuro, podría ser un lugar donde se pueden extraer recursos y hasta un lugar para asentar colonias.
Los autores del estudio subrayan que no pueden determinar si la sal de la superficie representa la composición del océano subterráneo.