A simple vista, en la constelación de Orión, una de las más populares entre los aficionados al cosmos, es posible observar a Rigel, una súper gigante azul que no tiene nada de romántico.
Rigel (β Orionis), con magnitud aparente +0,12 es la supergigante azul más brillante en el cielo nocturno.
Su luminosidad real es unas 66.000 veces mayor que la del Sol y su masa es del orden de 20 masas solares. También en la constelación de Orión son supergigantes azules Alnilam (ε Orionis), Alnitak (ζ Orionis) y Saiph (κ Orionis).
También fue una supergigante azul la estrella que dio lugar a la supernova Sanduleak -69° 202a, en la Gran Nube de Magallanes.
LOS COLORES DE LAS ESTRELLAS
Las estrellas tienen diferentes colores. Algunas son blancas, otras amarillas o rojas, algunas son azules, incluso hay enanas marrones.
Las estrellas azules están hechas del mismo material que todas las demás estrellas del Universo: un 75% de hidrógeno y un 24% de helio con pequeñas cantidades de otros elementos. Los diferentes colores no tienen que ver con su composición, sino con su tamaño y la temperatura de su superficie.
Las supergigantes azules como Rigel son estrellas de gran tamaño en las que los procesos de fusión nuclear se desarrollan a tal ritmo que el hidrógeno se consume en cantidades ingentes, lo que les convierte en las estrellas más activas de todas las conocidas.
Son estrellas sumamente calientes, por eso el color de su superficie es azul o blanco azulado.
Antares, cuyo nombre significa precisamente “el rival de Marte”, puesto que compite con el intenso color del planeta rojo.
¿POR QUÉ SON AZULES?
El color de una estrella se lo debe a la temperatura que alcanza. Según el espectro electromagnético, la luz ultravioleta es mucho más intensa que la luz infrarroja. Así, el color azulado implica radiaciones más intensas, más energéticas y, por tanto, corresponde a temperaturas mayores.
Las estrellas más frías tienen superficies rojas, mientras que las estrellas más calientes son azules.
La temperatura depende de la masa de la estrella. Las estrellas azules tienen al menos 3 veces la masa del Sol o incluso más. Una estrella de 10 veces la masa del Sol o 150 masas solares, será azul.
LA CORTA VIDA DE UNA ESTRELLA AZUL
La vida media de estas estrellas es muy corta en comparación con la de otras de menor tamaño, ya que consumen todo su combustible en un breve espacio de tiempo, y su existencia termina en forma de supernovas y dejando como residuo final una estrella de neutrones o un agujero negro.
Las estrellas azules queman su combustible a un ritmo tremendo. Con 150 veces la masa del Sol, Eta Carinae solo ha existido durante unos pocos millones de años y se espera que detone como una supernova dentro de los próximos 100.000 años. Nuestro Sol, en comparación, ha existido durante 4.500 millones de años y se espera que viva otros 7.000 millones de años.