En medio del cosmos se sitúa una enigmática fuerza que es tan poderosa que puede atraer a las galaxias, entre ellas, la Vía Láctea. Su nombre es Gran Atractor y los primeros signos de su existencia se hallaron en la década de 1970. Tiempo después, los astrónomos pudieron concluir de que era el espacio al cual se estaban dirigiendo las galaxias en ese preciso instante, lo que sigue sucediendo hasta ahora.
Paul Sutter, académico de Astrofísica de la Universidad Stony Brook (Estados Unidos), así lo resumió a BBC: “Nuestra galaxia va en dirección a algo que no podemos ver con claridad. El punto focal de ese movimiento es el Gran Atractor, el producto de miles de millones de años de evolución cósmica”.
Aunque la Vía Láctea se está trasladando a gran velocidad por ese camino, Sutter asegura que es bastante probable que nuestra galaxia no alcance a llegar al punto específico del Gran Atractor.
“Nunca llegaremos a nuestro destino porque, en unos miles de millones de años, la fuerza aceleradora de la energía oscura destruirá el universo”, recalca el académico.
¿Y qué es esa energía oscura? Hoy, ese fenómeno sigue siendo uno de los mayores misterios de la ciencia y no se sabe con exactitud qué es. Podría entenderse como una fuerza que impulsa la aceleración del universo, aunque es desconocido de dónde proviene. Aquello conduce, inevitablemente, a la separación de las galaxias entre sí.
“Dentro del estudio del universo es muy importante conocer cómo está organizado, por qué está arreglado a partir de estructuras que tienen unos tamaños y conocer cada una de ellas y su dimensión ayuda mucho en ese empeño”, destaca Carlos Augusto Molina, astrofísico colombiano, en diálogo con BBC.
Cómo ocurrió el hallazgo del Gran Atractor
A mediados del siglo XX, los científicos se vieron obligados a tener que realizar una especie de mapa para así ordenar lo que iban observando en el universo. Particularmente, mientras analizaban cómo se movía el Sistema Solar, pudieron descubrir que nuestra galaxia viajaba en la misma dirección que otras, recuerda Sutter.
“Los astrónomos comenzaron a notar algo curioso: parecía haber una vaga direccionalidad además de ese movimiento expansivo, como si todas las galaxias cercanas a nosotros también se dirigieran hacia el mismo punto focal”, recalca.
No fue hasta el año 1986, con la ayuda de mejores instrumentos mucho más avanzados, que los científicos pudieron determinar con mayor certeza que esta dirección “común” realmente existía. Asimismo, se pudo constatar la velocidad a la cual se trasladaba nuestra galaxia.
Para Sutter, que ha estudiado el Gran Atractor durante años, se trata de uno de los mayores enigmas científicos pese a los constantes análisis astronómicos que se han realizado.
No es un agujero negro
Tanto Sutter como Molina son claros en que el Gran Atractor no es un agujero negro y señalan que se trata de una anomalía gravitacional.
"Es una fuerza totalmente distinta y no hay ninguna conexión con los agujeros negros en el universo", señala Sutter.
Lo cierto es que al poder determinar esto también se logró establecer que había otras anomalías similares en otras partes del universo que tendrían una función similar: arrastrar galaxias.
"Saber esto nos ayuda en una tarea fundamental para entender el universo: cómo está conformado mediante estas estructuras que clasificamos o jerarquizamos en la medida de su capacidad gravitacional", señala Molina.
Para Molina, el "mapeo" del universo se logra a través de conocer más sobre cómo estas zonas interactúan con las otras fuerzas, como la luz o la gravedad.
"Conocer sobre esta estructura nos permite comparar cómo procesos como la interacción con la luz -o no- o su densidad ocurren en estructuras similares en otras galaxias en el universo", agrega.
Otro aspecto importante es que nos permite estudiar el "futuro" de nuestro entorno espacial.
"Conocer la velocidad en la que avanza nuestra galaxia y hacia dónde se dirige nos habilita pensar o estudiar aspectos de cómo se comportará en el futuro", anota Sutter.
Sin embargo, aunque a partir de estos desarrollos conocemos el destino de este viaje en el que está la galaxia, también sabemos que es muy posible que la Tierra o nuestro Sistema Solar no puedan ver el final.
"Hay otra fuerza muy poderosa en el universo que llamamos energía oscura, que es totalmente opuesta a la gravitacional: en vez de atraer, empuja", indica Sutter.
"Por esa razón es que cuando realmente estemos cerca del Gran Atractor en unos millones de años luz, esta energía oscura, de la que conocemos muy poco, va a tener un efecto en este viaje, que muy posiblemente sea la destrucción de todo lo que conocemos", concluyó el científico.
Fuente: BBC Mundo / latercera.com