En ocasiones, uno de nuestros párpados empieza a moverse espasmódicamente, como si intentara guiñar un ojo o temblara de frío.
Si sufres este temblor, seguramente estás padeciendo mioquimia palpebral, un espasmo involuntario del párpado que es inofensivo, aunque normalmente es desencadenado por la fatiga, el estrés o el exceso de cafeína. Para solucionarlo, basta con relajarse o tomar una buena siesta.
Sin embargo, durante mucho tiempo la quinina (en forma de agua tónica) se ha empleado para eliminar estos temblores de los ojos. Pero si no te gusta el agua tónica, también funciona apretar suavemente el punto del temblor durante algunos segundos, lo que ayuda a detenerlo temporalmente.
Pero ¡cuidado!, existe un caso en el que el temblor de ojos puede resultar verdaderamente preocupante, tal y como señala Joan Liebmann-Smith en su libro Escucha tu cuerpo:
"Aunque normalmente es benigna, la mioquimia palpebral puede ser un signo que nos avisa de la posibilidad de que padezcamos el síndrome de Meige o blefarospasmo, con el que a menudo se confunde. En el caso del blefarospasmo, los párpados se cierran del todo repetidamente, en lugar de temblar; los ojos se suelen irritar y son muy sensibles a la luz. Y, a diferencia de la mioquimia, el blefarospasmo, si no se trata, puede producir daños en la visión".