Un día Peter Shelton se fue con su hijo Sammy a la playa de Bawdsey (Inglaterra). Padre e hijo buscaban fósiles cuando de repente Sammy se encontró un diente de 10 centímetros. “Sammy estaba muy emocionado porque nunca habíamos visto un diente tan grande y pesado”, cuenta el padre.
Las fotos de este resto fósil se las enviaron a Ben Garrod, biólogo evolutivo de la Universidad de East Anglia. Garrod confirmó que se trataba de un diente de megalodón, Carcharocles megalodon, un enorme pariente prehistórico de los tiburones. El científico se sorprendió porque estaba muy bien conservado y no se suelen encontrar en la costa de Reino Unido.
We all remember searching for seashells as children, right? 🐚
— Metro (@MetroUK) May 9, 2022
Well, you'll never guess what this six-year-old found 👀https://t.co/q23kJ4Xmx1
Curiosamente, si viviésemos en la Edad Media, interpretaríamos que Sammy Shelton habría descubierto una lengua de dragón y serviría de amuleto para los nobles o de antídoto contra los venenos.
MEGALODÓN: SOLO NOS QUEDAN LOS DIENTES
Los dientes son los únicos restos fósiles encontrados del megalodón, de hecho, su nombre científico significa “dientes grandes”. Según las investigaciones, el megalodón fue un tiburón que medía aproximadamente 16 metros de largo, casi tres veces más que el tiburón blanco actual, y que se extinguió hace 2,6 millones de años.
Las causas de su extinción pueden ser diversas: falta de presas debido a la glaciación, que no adaptasen su temperatura corporal a las condiciones del clima o que se deba a un recambio faunístico, es decir, cuando unas especies se extinguen y aparecen otras nuevas. En este caso, el megalodón es probable que fuera reemplazado por el tiburón blanco.
Su hábitat eran los mares de aguas cálidas de todo el mundo y se alimentaba de peces, tortugas, ballenas o focas. Debido a sus características, es posible que perteneciese a la familia de los lamniformes, tiburones que tienen temperaturas corporales más altas que otros tiburones.
Los huevos de los lamniformes eclosionan en el útero y ahí se desarrollan. Si las crías en el útero tienen mucha hambre, son capaces de comerse a los huevos que aún no se han roto o incluso a sus hermanos. Este canibalismo intrauterino, que es como se llama a este comportamiento, es probable que fuera propio de los megalodones.
Se han hecho varias reconstrucciones de la mandíbula de este animal prehistórico. Una de ellas se encuentra en el Museo Paleontológico de Elche (MUPE) en la provincia de Alicante. Además, en la exposición del MUPE, se pueden ver dientes de este tiburón que se encontraron cerca de la ciudad.
Fuente: quo.eldiario.es