Desde hace 15 años, la Sociedad Internacional de Billetes Bancarios (IBNS, por sus siglas en inglés) se dedica a elegir cada gestión a los mejores y más bonitos billetes del mundo. Con más de 150 nuevas piezas lanzadas en todo el planeta durante 2018, solo el 10% tenía un diseño lo suficientemente nuevo como para ser nominado. La institución organizadora del concurso decidió, por mayoría de votación, que el papel moneda más destacado de la pasada gestión fue el billete de 10 dólares de Canadá. Sin embargo, por primera vez en la historia del certamen cuatro países latinoamericanos, México, Argentina, Venezuela y Bolivia, se metieron en la prestigiosa lista.
Los billetes de América Latina que figuran entre los más destacados son el de 500 pesos, que tiene a Benito Juárez, el primer presidente indígena en México, en el anverso; el de 50 pesos de Argentina, que destaca la figura del cóndor –un animal autóctono de la zona andina de Sudamérica–; el de 100 bolívares de Venezuela, con el rostro de Ezequiel Zamora, político y militar de ese país; y el de 20 bolivianos de Bolivia, que resalta la imagen de Genoveva Ríos, Tomás Katari y Pedro Muiba, tres importantes personajes en distintas batallas en la historia de esa nación.
Aunque cada uno de estos papeles moneda proviene de un sitio diferente, no es extraño que tengan características técnicas, de diseño, historia, héroes, preservación del patrimonio y de la flora y fauna, explica a Verne vía telefónica Cedrian López-Bosch, vicepresidente de la Sociedad Numismática de México (Sonumex). “Algo que es muy relevante es el papel de los diseñadores que a la hora de crear estas piezas combinan tanto los elementos funcionales y de seguridad, como la parte artística –en conjunto con los grabadores– y eso le imprime un carácter único a los billetes. Así, los países proyectan su historia, patrimonio y aspiraciones a través de estas piezas”, agrega el especialista.
Para ejemplificar algunos de los apartados técnicos, el vicepresidente de Sonumex pone como ejemplo a los billetes de Bolivia y México. Dice que los procesos de creación son muy parecidos debido a que hay muy pocas compañías que proveen las máquinas para imprimir y los insumos. “Ambos son billetes de sustrato de algodón. Si te fijas en el anverso del billete de 500 pesos hay una tinta como un efecto móvil que se llama Sparklife, que es la misma tinta que se utiliza en la figura del caimán negro [género de cocodrilo] que se ve en el billete de 20. Terminas viendo que las innovaciones que están teniendo los billetes ahorita son las mismas para todos. De repente hay un país que la introduce, funciona bien como medida de seguridad y entonces los demás lo empiezan a replicar”, afirma López-Bosch.
No es casualidad también que los colores de los billetes sean “muy vivos y muy marcados”. Las tonalidades de azul, naranja, morado y toques de verde y rosado con gris, para el de México, Bolivia, Venezuela y Argentina, respectivamente, facilitan a personas con deficiencia visual para que puedan guiarse mejor. “Lo que tratan de hacer las entidades emisoras es también poner billetes en tamaños crecientes. En la página del Banxico [Banco de México], los billetes actuales van creciendo 5 milímetros entre uno y otro. Es para facilitar a las personas con ceguera a que puedan identificar estos billetes”, añade López-Bosch.
Los coleccionistas se fijan mucho en la parte técnica, sin embargo lo artístico y estético es una cohesión que importa mucho, dice el especialista. Los héroes o figuras patrióticas son una constante en tres de los billetes de Latinoamérica que forman parte de la selección de la IBNS, con la excepción del argentino. El de 50 pesos pertenece a la familia de papel moneda denominada animales autóctonos de Argentina, con una ilustración de esta ave andina en pleno vuelo de un lado y del otro una recreación artística del Cerro Aconcagua, ubicado en el oeste del país rioplatense.
El vicepresidente de Sonumex dice que la gente en México está acostumbrada a que aparezca un personaje o un héroe principal en los billetes, no así tres como en el de Bolivia. Este diseño, según explica, es una nueva tendencia en la que su país todavía no ha incursionado, pero es una característica que se irá implementando en la nueva familia. Como en el de 200 pesos, que mostrará en el anverso a Miguel Hidalgo y José María Morelos, héroes de la Independencia, mientras que el de 1.000 pesos destacará en un lado a Francisco I. Madero, una de las figuras más importantes de la Revolución Mexicana, Hermila Galindo, pionera feminista, y a la revolucionaria Carmen Serdán, según dio a conocer en un comunicado Banxico.
“Por un tema de diversidad, pero sobre todo por un tema de equidad, está también que se hagan estos cambios. Es una buena forma de cuestionar el por qué no hay más mujeres en los billetes y es también una manera de ampliar el panteón nacional, como le llaman”, precisa López-Bosch.
César Corrales, presidente del Comité Internacional de Historia y Numismática Arequipa 2018, dice a Verne que otro elemento que estos billetes guardan en común es la preservación del patrimonio histórico y natural. En el caso del billete de Bolivia figura el caimán negro, especie en peligro de extinción, el fuerte de Samaypata (denominación de origen quechua, que significa lugar de descanso en la altura) y el Toborochi, un árbol que con sus flores pinta la ciudad de Santa Cruz en el oriente boliviano como la jacaranda en Ciudad de México.
Este tipo de detalles también los comparten los billetes de 500 pesos, con la reserva natural de El Vizcaíno en Baja California Sur, santuario de la ballena gris, una de las especies más características de los mares y las costas de este Estado mexicano, y el de 100 bolívares, que muestra al mono araña del Norte, otro animal en peligro de extinción, y el Parque Nacional Guatopo de fondo, importante refugio del jaguar, de fondo. “El patrimonio histórico, arquitectónico, cultural o natural, mucha gente no lo conoce. Estos billetes nos están mostrando algo que tenemos y no estamos sabiéndolo cuidar, preservar y conocer”, finaliza Corrales.
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