La misión espacial de la NASA OSIRIS-REx, acrónimo de Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer (Orígenes, interpretación espectral, identificación de recursos, explorador de regolitos de seguridad), logró su objetivo principal el pasado 24 de septiembre: volver a la Tierra tras recolectar muestras de la superficie del asteroide Bennu, afirma Joel Sánchez Bermúdez, investigador Instituto de Astronomía (IA).
OSIRIS-REx es una primera misión estadunidense en recolectar material del asteroide Bennu. Fue lanzada en 2016 desde Florida y cuatro años después, en octubre de 2020, capturó el material prístino del cuerpo rocoso. Se trata de aproximadamente 250 gramos de escombros y polvo de la superficie de este asteroide que los científicos esperan que abra un panorama de hace 4,500 millones de años, cuando se formaba el sistema solar.
El investigador principal de la misión, Dante Lauretta, refiere, de acuerdo con una nota publicada por el medio británico BBC, que “al tener los 250 gramos del asteroide Bennu, se estará viendo material que se podía encontrar antes que existiera nuestro planeta, incluso algunos granos de polvo podrían ser más viejos que nuestro sistema solar”.
Añade que con ese material “estamos tratando de rastrear nuestros inicios. ¿Cómo se formó la Tierra y por qué es un lugar habitable?, ¿de dónde viene toda el agua de los océanos?, ¿de dónde viene todo el aire que existe en nuestra atmósfera? Y de manera más importante, ¿cuál es la fuente de todas las moléculas orgánicas que componen la vida en la Tierra?”.
El investigador Sánchez Bermúdez comenta que durante los siete años que la sonda OSIRIS-REx pasó orbitando alrededor de Bennu hizo varias pruebas acerca de este asteroide antes de decidir en qué lugar iba a aterrizar.
Primero realizó vuelos de reconocimiento para determinar cuál era la zona más óptima para bajar y de ahí tomar la muestra, –la prueba sería exitosa si lograba capturar al menos 60 gramos de material–, abunda. Para esto, agrega el experto, “tomó la muestra, hizo una maniobra llamada ‘Touch ad Go’ (TAG) en la cual lanzó nitrógeno a presión en el sedimento del asteroide, lo que provocó que parte del material se levantara y cayera en una especie de trampa filtro, y eso fue lo que se recolectó”.
“Antes de que la sonda descendiera a Bennu, OSIRIS-REx también exploró la geometría del asteroide a través de fotografías con las cuales determinó la geometría en tres dimensiones, además capturó imágenes de algunas rocas que salían disparadas de él y pudo monitorear los ciclos de vida de estos pequeños satélites naturales”, explica.
“Después de que logró obtener el material que requería y concluir uno de los desafíos más importantes de esta misión, OSIRIS-REx puso rumbo con destino a casa, sin embargo, lo que reingresó a la atmósfera el fin de semana pasado fue solamente el contenedor donde se depositaron las muestras obtenidas del asteroide. Esta pequeña cápsula que fue la que se recuperó en una parte del desierto de Utah llamada “Utah Test and Training Range (UTTR)” perteneciente al Departamento de Defensa de los Estados Unidos. El resto de sonda espacial se dirige ahora a otro asteroide llamado Apophis, a donde se espera que llegue en 2029”.
El investigador recalca que la importancia de realizar este tipo de misiones para traer componentes de los asteroides a la Tierra para su análisis radica en que se obtienen las muestras de material limpias –sin contaminación por procesos locales en la atmósfera terrestre– y esto facilita su estudio geológico y químico para conocer la formación y el origen de nuestro sistema solar.
Adicionalmente, este tipo de misiones también nos ayudará a comprender mejor las trayectorias de los asteroides que podrían impactar la Tierra en el futuro.
Sin embargo, aclara Sánchez Bermúdez, hoy que ya se cuenta con esta muestra no ha concluido lo complicado, pues ahora comienza el análisis científico del polvo y pequeñas rocas obtenidas. La cápsula donde se encuentra el material está sellada a diferentes niveles con la finalidad de proteger la muestra, por lo que fue llevada a un laboratorio especial en el Centro Espacial Johnson, en Houston, donde las pruebas científicas serán realizadas y el material conservado en condiciones óptimas. Además, también se estudiarán los datos del histórico aterrizaje para informar futuras entregas espaciales. La sonda espacial OSIRIS-REx no aterrizó porque ahora con el nombre de OSIRIS-APEX se dirige a una misión extendida para orbitar el asteroide Apophis cercano a la Tierra y se espera que lo haga en 2029.
Fuente: gaceta.unam.mx