Pitágoras fue de los primeros ensugerir, civilizaciones antiguas ya lo sabían, y aunque en la actualidad ya está confirmado por cientos de científicos, aún hay personas que niegan la forma esférica de la tierra.
Los más conocidos son los terraplanistas, pero los hay de todos tipos: hay quienes dicen que la tierra está hueca, otros que tiene forma geoide, y ahora están los que aseguran que ni plana ni redonda, la tierra tiene forma toroidal o, en otras palabras, de una dona.
Los orígenes de la teoría
En comparación con otras perspectivas sobre la forma de la tierra, la creencia de que nuestro planeta tiene forma de dona es relativamente nueva. Se vio por primera vez en 2008 y, al principio, la mayoría de los usuarios creyeron que era una broma.
Seamos sinceros, la teoría suena absurda, incluso podemos encontrar más sentido en una tierra plana. Pero a pesar de ello, surgieron videos y posts que explican el modelo más a fondo, junto con las razones por las que no nos damos cuenta del agujero al centro de la tierra.
Dicha explicación corre a cargo de un usuario terraplanista con cierto renombre llamado Varaug, quien en 2012 explicó que no podemos ver el agujero en el centro de la tierra porque “la luz sigue la curvatura del toro, haciendo que el agujero sea ‘invisible’”.
Desmoronando la dona
Ya hay muchos científicos y astrofísicos que enumeran las razones por las que nuestra tierra no puede tener forma toroidal, entre ellas la astrofísica Tabetha Boyajian, quien además asegura que esta teoría es un claro ejemplo de cómo no debe hacerse el método científico:
«Lo único que dice esta teoría es: "¿Sabes qué? Me voy a inventar algo sin motivación alguna, y no es así como se desarrollan las teorías". Así, la astrofísica enumera múltiples pruebas por las que nuestro planeta no puede ser toroidal.
Las salidas y las puestas del sol serían muy distintas a las que estamos acostumbrados, y el día no duraría 24 horas.
Durante los eclipses, la sombra de nuestro planeta no sería redonda, sino análoga.
El agujero no sería invisible, pues los únicos objetos capaces de curvear la luz son los de mayor tamaño o masa, como los agujeros negros.