Centrada en la capacidad del Sur Global para contar su propia historia, la Bienal de Arte Paiz (BAP), con sede en Guatemala, arrancó este jueves bajo el lema "Perdidos. En medio. Juntos", en una edición, la número 22, que debió realizarse el año pasado pero que, ante la pandemia, se reprogramó para este mes.
Fundada en 1978, es, tras la de Sao Paulo, la segunda bienal más antigua de América Latina.
La Fundación Paiz para la Educación y la Cultura anunció que el encuentro contará en su sección general con la presencia de 40 artistas, entre ellos los mexicanos Pablo Vargas Lugo y Naomi Rincón Gallardo, y dos expos individuales dedicadas al guatemalteco Aníbal López y a la fotógrafa chilena Paz Errázuriz.
La intención es que el Sur Global narra su historia, pero con una mirada atenta a sus raíces como a su presente.
Gabriel Rodríguez, curador adjunto, apunta como uno de los textos claves para conformar el eje Las epistemologías del Sur, del sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, donde propone el "reclamo de nuevos procesos de producción, valorización de conocimientos válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido, de manera sistemática, destrucción, opresión y discriminación causadas por el capitalismo, el colonialismo y la desigualdad".
"El Sur Global es esa otra mirada, esa otra opción. (Sousa) plantea una ecología de saberes, entre estos saberes europeos de los que ya no nos podemos deshacer; esta mirada individualista. Pero ¿qué pasa si empezamos a aprender de las comunidades que han resistido a esta mirada individualista? (Buscamos) un poco plantear eso: el Sur como una parte donde puede existir una economía de saberes", dice Rodríguez, quien trabajó al lado de Alexia Tala.
De esta manera, la BAP reúne expresiones artísticas caracterizadas por el activismo o una conciencia de respeto a los derechos humanos, y cercanas "al poder de ciertas geografías, o ligadas a tradiciones y conocimientos ancestrales, donde a menudo el arte se adentra en el territorio de lo sagrado".
La bienal se enfocará por completo en las cuestiones que afectan al Sur Global: "La idea del presentismo y la complejidad de interpretar el pasado y mirar al futuro desde la diversidad cultural de América Latina".
"¿Cómo revertir este exceso de presente (ante la inmediatez de las redes sociales) hacia una mirada a un tiempo que no sea cronológica sino circular, y en donde no se premie la velocidad sino el tiempo mucho más paciente, de reflexión, de meditación?", se pregunta el curador.
Las exposición colectiva de la BAP se articula bajo tres ejes temáticos que sirvieron como pretexto para abrir la conversación con los artistas: "Pasados. Eternos. Futuros", "Geografía perversa / Geografías malditas" y "Universos de la materia".
Los mexicanos Vargas Lugo y Rincón Gallardo están presentes, respectivamente, con Naj Tunich (2018) y Resiliencia tlacuache (2019).
Naj Tunich retoma el nombre de una de las cuevas con la mayor cantidad de pinturas rupestres del territorio maya, descubierta en 1979 en el Petén guatemalteco y cerrada al público en 1989, tras ser vandalizada. Vargas Lugo visitó el sitio y registró glifos y figuras antropomorfas en compañía de expertos en la zona en 2017.
"Esa pieza, en específico, combina perfectamente con los ejes (de la bienal) porque tiene una mirada en el pasado, pero también en esta noción que él plantea de cómo recibimos noticias del pasado", dice Rodríguez. "Nos interesaba mucho en relación en cómo se actualiza; muchas veces, cuando pensamos en cosmogonías mayas, ancestrales, lastimosamente se percibe sólo hacia el pasado, pero al final son pueblos vivos".