En su edición del 13 de septiembre de 1971, gran parte de los encabezados de la prensa mexicana de grandes tirajes eran ocupados por la noticia de un festival de música acontecido en el asentamiento de Avándaro-Tenantongo, ubicado en el municipio de Valle de Bravo. ¿La razón? Ante la mirada inquisidora de los periódicos nacionales, el festival simplemente promovía la degeneración, drogadicción, libertinaje sexual y perversión entre la juventud mexicana. Más allá de enaltecer o demonizar este evento, conviene repasar su historia e importancia. Y aquí en TresPM te contamos la Historia.
Eran tiempos difíciles para nuestro país. La herida de las masacres estudiantiles de 1968 y 1971 aún continuaba abierta, y tanto el presidente como el partido oficial tenían muy poca popularidad entre la juventud. Aunado a lo anterior, la música rock comenzaba a ganar terreno y espacios en México, y ésta no sólo se limitaba a reproducir en la radio las agrupaciones norteamericanas e inglesas, existían también bandas que criticaban abiertamente al gobierno y que poco a poco se hacían espacio entre la juventud y la cultura popular.
En el contexto anterior existía una carrera de autos conocida como “Circuito de Avándaro”, un evento pensado para el esparcimiento y diversión de la élite y las clases medias mexiquenses; empero, dicho evento fue suspendido en 1969 tras la muerte del piloto Moisés Solana en un fatal accidente automovilístico. En 1971, los empresarios Alfonso López Negrete y Justino Compeán Palacios planearon revivir el evento, y para ello se decidió acompañar la carrera con un preámbulo musical en donde las principales bandas invitadas serían Javier Bátiz y su grupo, así como La Revolución de Emiliano Zapata, quienes al final no asistieron.
Paulatinamente, diversas bandas ocuparían los lugares disponibles en el escenario musical, por lo que el “preludio” a la carrera muy pronto ocupó la atención de la juventud mexicana. Grupos como El Amor, Los Dug dugs, Epílogo, Peace and Love y Three Souls in my mind, se apoderaron del escenario y la atención de los medios. Originalmente, la prensa mexicana publicó notas muy optimistas respecto a la organización, lo que generaba una gran expectativa; incluso, el productor Luis de Llano se valió de sus influencias para promover el festival en el canal 2 de Telesistema mexicano, actual TELEVISA. Era tan alta la confianza, que la estación de radio La Pantera 590 am, auguraba que el festival serviría para “superar la confusión que existía entre los jóvenes”.
Sin embargo, poco a poco la asistencia al festival superó a los organizadores, quienes vieron sorprendidos como los principales accesos al circuito se veían infestados de vehículos y gente que peregrinaba para acceder al escenario del evento. Los dispositivos de seguridad se vieron superados por el frenesí musical. En un principio las notas sobre el festival eran muy descriptivas, resaltaban la falta de organización y la cantidad de gente que acudió a Avándaro, pero con el paso del tiempo otros detalles llamarían poderosamente la atención de los medios mexicanos.
En el transcurso del festival, los periódicos mexicanos notarían canciones de protesta como “marihuana” y “tenemos el poder” del grupo Peace and Love; observarían personas compartiendo y consumiendo marihuana en el festival; opinarían sobre las palabras altisonantes provenientes del escenario; verían uno que otro desnudo de parte de los asistentes, entre otros detalles. Si bien los pormenores eran particulares, captaron inmediatamente la atención de la prensa, quienes en sus encabezados describieron el evento de esta manera: “Estudiantes, malvivientes y vagos en Avándaro”, “Sodoma”, “Nudismo y marihuana”, “Florecimiento del vicio”, “Encueramiento, marihuaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre y muerte”.
¿Realmente los medios tuvieron razón en sus notas? El Estado de México, a través de su Secretaría Particular, hizo un informe detallado donde plasmaba los pormenores del festival de Avándaro, si bien es cierto que el informe admite el consumo de drogas, accidentes y uno que otro desnudo, dista mucho de la versión ofrecida por los medios mexicanos y las posteriores versiones del evento. Ante los 90% de los asistentes consumidores de drogas, que mencionaron los medios, informes presidenciales contrastaban un efímero 5%. No obstante, el daño estaba hecho y muy pronto gran parte de la sociedad mexicana estaba reprochando al festival de música por “pervertir” a la juventud mexicana.
Aunque organizado por las élites, no podemos negar que el festival de Avándaro se convirtió en un evento musical representante de la contracultura en México y que a la postre sirvió al gobierno de Luis Echeverría para proscribir el rock de protesta. A partir de ahí se popularizaron los “hoyos funky”, lugares clandestinos donde se hacían presentaciones de rock. Paulatinamente el rock mexicano se convertía en un movimiento de crítica contra la élite y la autoridad. El festival aún genera controversias, pero es innegable que marcó un parteaguas en la música mexicana.
Para saber más.
- Jiménez. J. (2011). Avándaro. Una Leyenda. ERIDU Producciones
- Palacios Franco J. (2004). Mitos, sonidos y sentidos. Una historia del rock en México, Universidad Iberoamericana.
- Ramírez J. (2017) La Contracultura en México, Debolsillo.
*Por Juan Manuel Pedraza Historiador por la UNAM