A partir de su creación en el año 1503, “La Gioconda”, también conocida como “Mona Lisa”, ha despertado la fascinación de artistas, críticos y espectadores de todo el mundo.
Desde sus manos y sonrisa ambigua hasta la vez en que fue robada del Museo del Louvre (1911), las versiones que hicieron artistas como Marcel Duchamp y Fernando Botero, o aquellas hipótesis que afirman que es un autorretrato del propio Leonardo da Vinci, la “Mona Lisa” siempre da de qué hablar.
Entre las teorías más aceptadas sobre el famoso cuadro es que el paisaje de fondo muestra la campiña toscana. Sin embargo, recientemente la historiadora e investigadora, Carla Gori, descubrió una serie de similitudes que la hacen coincidir con Bobbio, una ciudad ubicada al norte de Italia.
Y es que según la especialista, dicho paisaje corresponde con la vista que se tiene desde la colina donde se construyó el castillo medieval de Malaspina dal Verme; además del puente, río y montañas que rodean la zona.
Por si esto no fuera suficiente, la teoría de Gori se refuerza con los hallazgos de los paleontólogos Andrea Baucon y Gerolamo lo Russo, quienes sostienen que da Vinci estudió algunos fósiles que se encuentran en un poblado vecino de Bobbio, llamado Pierfrancesco di Gropparello.
Es importante mencionar que el descubrimiento sobre el paisaje de la mítica pintura no es sólo un cambio de ubicación, ya que de acuerdo con Gori, ésta pone en entredicho la identidad de “La Gioconda”.
En ese sentido, la modelo que posó ante el artista no se trataría, entonces, de Lisa Gherardini, segunda esposa de Francesco del Giocondo, sino de la noble Bianca Giovanna Sforza, quien fuera esposa de Galeazzo Sanseverino, un hombre adinerado dedicado a apoyar financieramente a artistas, escritores y científicos de la época.
De resultar cierta esta hipótesis, las manos, la sonrisa y hasta el nombre de la obra tendrían otro significado. No obstante, eso sólo se sabrá con el paso del tiempo e investigaciones nuevas.