El coreógrafo mexicano Raúl Tamez fue comisionado por Limón Dance Company, en Nueva York, para crear una pieza a estrenarse en febrero de 2022.
A invitación del director artístico de la aclamada compañía, Dante Puleio, trabajará a partir de la emblemática "Tonanzintla", creada por José Limón (1908-1972) con escenografía de Miguel Covarrubias.
La coreografía de Limón se sitúa en el siglo 18, durante el periodo virreinal, y Covarrubias recreó en un telón de fondo la nave principal de la iglesia de Santa María Tonanzintla, en Puebla.
Tamez se propone hablar en la obra sobre el sincretismo, migración, dominación simbólica y transculturalidad.
"El referente principal es el sincretismo del pensamiento cristiano y aquellas tradiciones de nuestro mundo indígena y cómo tienen que apropiarse de estos nuevos símbolos, pero buscan maneras de continuar con los símbolos de nuestros antepasados o de su mitología como Tonantzin.
"Es el sincretismo, el misticisimo y a mí me interesa en ese sentido cómo vivimos en un mundo transcultural donde las fronteras entre Oriente y Occidente se empezaron a dispersar cada vez más, también el mundo de dominación simbólica a la que nuestros pueblos latinoamericanos han sido expuestos", dice Tamez, quien se estrenó como coreógrafo en 2014.
Será la primera vez que el coreógrafo mexicano aborde el sincretismo en su obra, donde en cambio sí se ha referido al misticismo.
En su proceso de investigación sobre "Tonanzintla", Tamez planea entrevistarse con la bailarina Valentina Castro, quien bailó el estreno de la pieza de Limón en 1951, y consultará material videográfico de la obra en el Cenidi Danza José Limón.
La invitación de Puleio a colaborar se selló después de revisar varios trabajos de Tamez, pero fue decisiva su versión de la "Novena Sinfonía, Danza contemporánea" con música de Beethoven, estrenada en noviembre pasado en el Teatro de la Ciudad, considerada por Tamez como su obra más ambiciosa hasta ahora.
Tamez no oculta su satisfacción al ser invitado a colaborar con la compañía fundada por Limón en 1946. Si no es el primer coreógrafo mexicano invitado por la prestigiosa compañía, dice, al menos es de los pocos mexicanos que lo han hecho. Refiere que el director artístico de la compañía está interesado en convocar a coreógrafos no anglosajones, y además de Tamez llamó a un coreógrafo africano y estaría por definirse un tercero. En el verano, Tamez visitará a la compañía para trabajar durante tres semanas, antes del estreno de la pieza de unos veinte minutos de duración para ocho bailarines, en el Joyce Theater de Nueva York, el año entrante.