El Estado Libre y Soberano de México, es una de las 32 entidades federativas que conforman el territorio nacional, con sus poco más de 22 mil km2 es de los menos extensos en el país. A su vez, es el más poblado de nuestra nación con aproximadamente 17 millones de habitantes. Sin embargo, el territorio mexiquense ha sufrido una serie de cambios y transformaciones que han afectado la forma de vida de sus habitantes, así como sus instituciones políticas y sociales. A lo largo de nuestra Historia los vaivenes políticos causaron que el territorio mexiquense fuera cambiando, y aquí en TresPM te contamos esta historia.
Todo comenzó poco después de la Independencia. Tras el fracaso del imperio de Agustín de Iturbide, los grupos políticos buscaron una forma para gobernar la nación, siendo la república federal la forma de gobierno por la que se optaría. El 30 de enero de 1824, se publica el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, en ella se afirma que los estados de la república serían 16 y que el Estado de México sería uno de ellos, heredando parte del territorio de la otrora intendencia colonial.
En 1824, el Estado de México abarcaba una extensión de aproximadamente 120 mil km2, llegaba hasta la costa del pacífico y comprendía las actuales entidades de Guerrero, Morelos, Estado de México e Hidalgo, esto es cinco veces más que su extensión actual. En 1825 quedó establecida la división política, quedando instituidos los distritos de Acapulco, Cuernavaca, Huejutla, México, Taxco. Toluca, Tula y Tulancingo, siendo Texcoco la capital estatal.
Las constantes disputas políticas cambiaron la fisonomía de la entidad, así como su constitución y su división territorial. En 1837, el partido centralista triunfó, y el estado cambió su nombre por el de “Departamento de México”, incorporando el territorio de Tlaxcala a su extensión, aunque esto no duró mucho, ya que Tlaxcala recuperó su autonomía cuando el centralismo cayó. No obstante, la crisis política, las luchas por el poder y la poca habilidad de sus gobernantes hicieron que poco a poco las revueltas estallaran en las regiones del sur, administradas por Puebla, Michoacán y el gobierno mexiquense, esto dio origen a diversos movimientos políticos que defendían una autonomía territorial.
Debido a lo anterior, en 1849 se erigió el Estado de Guerrero, en honor al héroe independentista, quedando integrado su territorio por regiones que fueron “cedidas” por los estados de Puebla, México y Michoacán. De esta manera el estado de México se quedó sin costa, y, por consiguiente, sin uno de los puertos más importantes del país: Acapulco. El nuevo estado de Guerrero tuvo una gran relevancia política ya que fue ahí donde inició la Revolución de Ayutla, movimiento que posteriormente derrotó y mandó al exilio al dictador Antonio López de Santa Anna.
Con la Guerra de Reforma y posterior triunfo del liberalismo, el presidente Benito Juárez amplió el territorio del Distrito Federal, e integró los municipios de Cuajimalpa y Guadalupe-Hidalgo, antes pertenecientes al Estado de México, al territorio capitalino. Con el breve lapso que gobernó Maximiliano de Habsburgo, el distrito de Calpulalpan, perteneciente a la jurisdicción de Texcoco, se incorpora al estado de Tlaxcala, ya en 1871 se ratificó este decreto.
Como podemos observar, la constante crisis política causó que la entidad poco a poco fuera perdiendo territorios.
No obstante, el territorio mexiquense seguía teniendo muchos problemas: falta de vías de comunicación, aislamiento, falta de gobernabilidad, bandoleros, inseguridad. Estos conflictos fueron muy difíciles de combatir debido a la evidente falta de comunicación entre los municipios mexiquenses. Asimismo, con la derrota del Segundo Imperio, el presidente Juárez consideró pertinente otorgar autonomía a diversas regiones para mejorar su administración, acabar con las gavillas de bandoleros y la resistencia conservadora que aun emanaba a través de guerrillas, de esta forma, por decreto presidencial, en 1869 se crean los Estados de Hidalgo y de Morelos, fragmentando y reduciendo aún más el territorio mexiquense.
En 1870 el gobierno mexiquense promulgó una nueva constitución para establecer sus límites territoriales, así como su división política y administrativa. La nueva constitución estableció una segmentación en 12 distritos con límites territoriales claramente definidos. Los problemas persistieron, las revueltas y disputas por las fronteras y por la jurisdicción fueron algo común en la entidad, hasta que el presidente Porfirio Díaz realizó con sus gobernadores los acuerdos necesarios para llegar a un tratado de límites definitivos.
La historia de la división territorial del Estado de México, es también la historia de la nación mexicana. Una serie de disputas ideológicas en medio de una nación que luchaba por consolidarse, llevó a la creación de muchos estados y a la fragmentación de otros. Al igual que el Estado de México, territorios como Yucatán y Zacatecas corrieron con la misma suerte. Pero más allá de establecer querellas por la demarcación territorial, cada entidad debe estar orgullosa de sus raíces, historia y tradiciones, ya que todo eso conforma lo rico y variado de nuestra historia nacional.
Para saber más.
Bazant M. (Coord.). (1999) 175 años de historia del Estado de México y perspectivas para el tercer milenio, Colegio Mexiquense.
Jarquin Ortega M. (1995) Breve Historia del Estado de México, COLMEX-FCE.
Romero J. (1977) División territorial y heráldica del estado de México, Gobierno del Estado de México,
Por Juan Manuel Pedraza. Historiador por la UNAM