El 22 de diciembre de 1815 falleció Morelos en Ecatepec.
El nombre de José María Morelos es por demás conocido en nuestra historia: héroe de la independencia, forjador de todo un ideario nacional en “Los Sentimientos de la Nación” y brillante estratega, son algunas cualidades que rodean a este personaje. No obstante cayó preso y fue fusilado en el pueblo mexiquense de San Cristóbal Ecatepec. En esta ocasión en TresPm te contaremos cómo fueron esos últimos instantes de Morelos en Ecatepec
Fue en Ecatepec donde Morelos pasó sus últimos días. Imagen de Wikimedia Commons
José María Morelos fue capturado el 22 de noviembre de 1815, posteriormente fue trasladado a la ciudad de México donde se le hicieron tres procesos en los que fue degradado como sacerdote y le dictaron sentencia. Finalmente el 20 de diciembre de1815 el héroe de la independencia fue condenado a muerte. En todo este tortuoso proceso fue frray José María Salazar, padre franciscano, quien se volvió su acompañante, confesor y confidente. El generoso fraile dejó a su vez un valioso testimonio sobre las últimas horas de vida del general Morelos.
El padre Salazar refiere que fue llamado en la mañana del 22 de diciembre por deseo del cura Morelos, fue magna su sorpresa al percatarse que ese mismo día se iba impartir la sentencia fuera de la ciudad de México, esto para evitar el alboroto que la muerte de Morelos podría causar así como la llegada de partidarios del insurgente. Aproximadamente a las 5:30 de la mañana, salió de la ciudad de México el carruaje que llevaría a Morelos a su fatal desenlace.
Antigua casona de virreyes. Lugar de fusilamiento de Morelos. Hoy en día este espacio es ocupado por un museo y centro comunitario
El carruaje se detuvo en la capilla del pocito, primer santuario de la virgen de Guadalupe, en esa parada Morelos aprovecho para rezar dentro del coche. A las 11 de la mañana llegó a la casona de los virreyes, edificio ubicado a las afueras del pueblo San Cristóbal Ecatepec, mismo que servía de lugar de descanso del virrey antes de su llegada a la capital procedente de Veracruz. Morelos y el padre Salazar entraron al lugar sólo a esperar el momento de tan miserable destino.
Cruzando la puerta principal metieron a Morelos a un cuarto sucio, ahumado y con un montoncito de paja y cebada, allí introdujeron dos sillas de tule, mismas que ocuparon Morelos y el piadoso fraile. Con miles de pensamientos de su cabeza, Morelos pidió a fray José María que una vez muerto oficiara las misas de San Gregorio por su alma, mismas que en la tradición católica sirven para liberar a las ánimas del purgatorio. Posteriormente Morelos degustó su última comida, que algunas fuentes refieren que fue un simple caldo con garbanzos, mismo que el cura Morelos comió con avidez.
Fusilamiento de Morelos. Autor desconocido. Museo Casa de Morelos, Morelia Michoacán.
A las tres de la tarde arribó al lugar el cura del pueblo de San Cristóbal, acompañado de su vicario y habitantes de la zona quienes cargaban el ataúd donde estaría el cuerpo inerte de Morelos. Después, Morelos rezó algunos salmos penitenciales aunque otros autores afirman que rezó el salmo 51. Al poco tiempo fue sacado de la celda y conducido al paredón afuera de la gran casona. El héroe de la independencia y antiguo alumno de Hidalgo se hincó, se quitó el pañuelo de la cabeza, se vendó los ojos con éste y acto seguido el pelotón de fusilamiento se preparó para lo inevitable.
Morelos fue arrodillado y puesto de espaladas, como se acostumbraba a fusilar a los traidores a la corona de España; el pelotón apunto a su espalda, Morelos cayo de cara al suelo quejándose con voz fuerte, después entró la segunda línea de tiradores quienes terminaron por fulminar al Rayo del Sur. Eran aproximadamente las 3:30 de la tarde cuando falleció José María Morelos, héroe de la independencia quien tenía un proyecto de nación y llegó a poner en jaque a las autoridades virreinales. El padre Salazar corroboró su muerte y ayudó a poner su cuerpo en el ataúd. Los restos de Morelos fueron llevados a la parroquia de San Cristóbal Ecatepec, donde se le dio, de acuerdo con los documentos de la época, “cristiana sepultura”.
En cadáver de Morelos permaneció en Ecatepec hasta 1823, ya consumada la independencia se trasladó a la capital el país para hacerle un meritorio homenaje. En 1925 los restos de los héroes de la independencia fueron trasladados al Ángel de la Independencia, donde reposan actualmente, aunque hay autores que contradicen que realmente estén allí. En el caso de Morelos existe una versión en la cual se afirma que su hijo Juan Nepomuceno Almonte, durante su exilio en Francia, se llevó los restos de su padre a una iglesia parisina perdiéndose para siempre el paradero del cura Morelos.
Grabado del Fusilamiento de Morelos. INAH-SINAFO.
Sea como fuere, es innegable la brillante labor de Morelos en la lucha de independencia y como precursor de la nación mexicana, su legado permeará eternamente en los libros de historia nacional. Morelos es y será siempre un brillante estratega y fue el municipio de Ecatepec que vio morir al caudillo del sur, un ser humano brillante quien dio su vida por un proyecto de nación libre, independiente y soberana.
Por Juan Manuel Pedraza, historiador por la UNAM
Herrera J. (2015) Morelos ante sus jueces, Porrúa.
Olvera G. et al, (2015) El caudillo del sur: forjador de la nación mexicana, UAEM