Toluca. La ciudad que recibió a los insurgentes.
Una de las grandes características de Miguel Hidalgo, El Padre de la Patria, fue su gran poder de convocatoria, la influencia que tuvo y el enorme carisma ante las clases populares. Durante su paso por la actual área mexiquense, el cura consiguió un gran número de seguidores, recursos y partidarios, la mayoría de ellos gente del pueblo: campesinos, peones, pequeños comerciantes, rancheros, jinetes, arrieros, criados, desocupados sin suerte, entre otros, emprendieron una lucha armada para obtener un remedio a sus malestares sociales.
El 28 de octubre de 1810, aproximadamente a las dos de la tarde, Miguel Hidalgo y los insurgentes entraron a la ciudad de Toluca, las fuerzas insurgentes eran, de acuerdo con Carlos Herrejón, más de 70 mil personas, y los últimos entraron a la ciudad ya en los preludios de la noche. Toluca los recibió con toda pompa y solemnidad, encabezó este recibimiento el cura Pedro de Orcillés. Los españoles principales, incluidos el corregidor Nicolás Garcés y su gente, abandonaron la ciudad por miedo a las fuerzas de Hidalgo. Contrario a otros pueblos, la entrada y ocupación de Toluca fue sumamente tranquila, sin ningún incidente grave.
Al inicio de la Independencia, la ciudad de Toluca era una típica villa novohispana en crecimiento, once años antes de la entrada de Hidalgo había adquirido el título de ciudad por real cédula firmada por el rey Carlos IV. En ese territorio existían, hacia 1810, 25 pueblos de indios, ocho barrios y un centro donde se concentraba la élite española. Comparado con los pueblos, villas y haciendas que Hidalgo visitó en la Intendencia de México, Toluca era un pequeño universo con muchas posibilidades.
Hidalgo y los principales líderes insurgentes se hospedaron en las casas reales de Toluca y haciendas cercanas, la tradición y muchas fuentes afirman que el lugar de hospedaje de Miguel Hidalgo fue en casa con la familia Oláez, lugar que hoy ocupa el museo José María Velasco de Toluca. En el transcurso de la tarde y ya entrada la noche, muchos vecinos y clero del lugar se acercaron a Miguel Hidalgo, unos por curiosidad, otros por admiración. En términos generales, la entrada y ocupación de Toluca fue bien vista por la mayoría de sus habitantes.
A la mañana siguiente, Hidalgo dejó una pequeña parte de su ejército bajo las órdenes de Ignacio Ruvalcaba, esto con el objetivo de defender la ciudad y expandir la insurgencia hacia Cuernavaca. Posteriormente, los insurgentes salieron hacia la ciudad de México: unos por Lerma, otros por San Mateo Atenco y un contingente más por Metepec, lo cual obliga a las fuerzas de Torcuato Trujillo a replegarse más. Finalmente Hidalgo cruzó el puente de la Hacienda de Atenco, que estaba pobremente defendido por los realistas, quienes se replegaron al Monte de las Cruces, actual Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla mejor conocido como “La Marquesa”.
La Batalla de Monte de las Cruces
El día 30 de octubre Hidalgo llegó al pueblo de Tianguistenco, donde revisó a sus hombres para juntarse con el contingente que había cruzado Lerma. El ejército insurgente se dispone a subir el Monte de las Cruces, lugar que está a sólo seis leguas de la capital. Los insurgentes suman ya más de 80 mil hombres, aunque otras crónicas ascienden esta cifra hasta 100 mil. El avance de Hidalgo en territorio mexiquense estaba siendo avasallador y los realistas que quedaban se jugarían su última carta en Monte de las Cruces.
Para fines de octubre de 1810, la revolución encabezada por Miguel Hidalgo ya se había expandido por todo el virreinato de la Nueva España. La conspiración de Querétaro, para muchos insignificante, era ya una revolución política y social con un carácter eminentemente popular. En poco tiempo los insurgentes habían puesto en jaque a las autoridades virreinales y se encontraban en Monte de las Cruces, a seis leguas de la preciada capital. El tan ansiado sueño de tomar la ciudad de México, al parecer, se vislumbraba en el horizonte.
Monte de las Cruces, es un paraje ubicado en el actual municipio de Ocoyoacac, el nombre se debía que en la época virreinal, fueron colocadas varias cruces de madera a la memoria de los muertos asesinados por los salteadores de caminos en ese lugar. Los ejércitos de Hidalgo subieron el camino hacia el monte mientras que Torcuato Trujillo, jefe de las tropas virreinales, preparó una defensa y arengó a sus soldados para la próxima batalla. Hidalgo tiene ya más de 80 mil hombres, la mayoría gente inexperta en tácticas de combate.
Torcuato Trujillo contaba con una fuerza poco numerosa pero bien disciplinada y entrenada, dicho ejército se componía de una avanzada cercana a 400 jinetes y aproximadamente de 1300 infantes de batalla, aunque otras fuentes afirman que disponía de más elementos; por parte de los insurgentes sólo tres mil son tropa disciplinada, aunque existían entre sus filas 14 mil rancheros a caballo con machete o lanza en mano, mientras que el resto es una multitud compuesta por gente del pueblo y castas. El factor numérico era importante; no obstante, en el ejército de Hidalgo había algunos militares de profesión quienes diseñarían la estrategia de batalla.
Aproximadamente a las 11 de la mañana los insurgentes iniciaron su ataque. La multitud, muchas veces desorganizada, se lanzó a la batalla osadamente, lo cual ofreció un fácil blanco a los fusiles realistas. Muy pronto se comienza a ver una gran mortandad del lado insurgente. Ante esto, Allende y Jiménez se sobreponen a esta calamidad haciendo una nueva distribución de las tropas entre los pocos soldados disciplinados que había en el campo de batalla. Mientras Allende ordenó una carga de infantería y caballería para proteger el avance insurgente, Mariano Jiménez rodeó al enemigo por arriba causándole innumerables bajas.
Los insurgentes comenzaron a ganar terreno, a tal grado que Miguel Hidalgo mandó una comisión con bandera blanca para pactar la paz, comisión que fue atacada por órdenes de Trujillo quien al parecer nunca estuvo dispuesto a negociar con el enemigo. Poco a poco los insurgentes aprietan más al adversario y los realistas se retiraron del campo de batalla con muchas bajas que lamentar. En el actual municipio de Ocoyoacac, los insurgentes se apuntaron la mayor victoria durante la etapa en la que Miguel Hidalgo estuvo al mando.
El Parque la Marquesa conserva la memoria de la Independencia.
No obstante, las bajas son catastróficas para ambos bandos. Aproximadamente se calcula que murieron entre 1000 y 2000 realistas y el número de insurgentes se acercaba a los 3000 elementos fallecidos en aquellos verdes bosques. Al término de la batalla y en días posteriores a esta, las diferencias entre Miguel Hidalgo e Ignacio Allende adquirieron un nuevo matiz: Allende quería que las tropas hicieran una entrada triunfal a la ciudad de México, mientras que Hidalgo optaba por una retirada estratégica. Al final la idea de Hidalgo se impuso y las diferencias entre los dos líderes se hicieron más profundas.
Hoy en día, Monte de las Cruces es un parque recreativo y familiar, popularmente conocido con el nombre de La Marquesa, en honor a la marquesa Juana de Zúñiga, esposa de Hernán Cortés quien era propietaria de esas tierras donde hoy en día está el parque recreativo. Entre diversión, ocio, alegría, paseos a caballo y ruido de go karts o cuatrimotos que sirven de esparcimiento a los visitantes, permanece la memoria histórica de una batalla sangrienta e importante en la lucha por la libertad nacional. Muchos de los miles de visitantes que recibe La Marquesa cada semana, ignoran que en aquel lugar hubo personajes que arriesgaron todo para defender sus anhelos, pero sobre todo, para defender una idea de nación.
Por Juan Manuel Pedraza
Juan Manuel Pedraza. Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México
(EL PROF. JUANITO)
Para saber un poco más:
Alanis. J. (2008) La Batalla de Monte de las Cruces, Toluca, Gobierno del Estado de México.
Herrejón. C (2012), La Ruta de Hidalgo, México, INEHRM.
Herrera P. (2003) Hidalgo a la Luz de su escritos, Morelia, UMSNH.
Vazquez. G. (2006). Hidalgo, la nueva vida del héroe, Toluca, Gobierno del Estado de México.