La heroína y la convulsión social que impregnaron el Rock Radikal Vasco (RRV) en los 80 parecen haber quedado atrás, pero no la rebeldía y la rabia del movimiento que amparó a una generación abandonada.
Y aunque los sobrevivientes de esa época se toman la vida con más calma, continúa su mensaje de subversión incluso a través de la literatura.
Tratado de hortografía, Una novela sobre el Rock Radikal Vasco, de Patxi Irurzun (Pamplona, 1969), llega a México de la mano de Resonancia Editorial tras poco más de seis meses de haber sido publicada en España.
El libro está escrito a modo de diario de una vieja estrella de rock de la banda ficticia Los Tampones, quien sobrevive de su trabajo de bibliotecario, escritor y periodista -al igual que el autor-, al tiempo que reflexiona sobre la muerte de su pareja, los años corrosivos en la zona norte de España e intenta mantener la chispa de la rebeldía al relacionarse con sus hijos adolescentes y montando una guerrilla para corregir las faltas de ortografía.
Irurzun lleva más de 30 años de carrera y ha escrito obras con guiños a la música, pero sentía una deuda con el movimiento que nació tras la dictadura franquista y que abrazó a la juventud vasca, española y latinoamericana, pero le frenaba no haber sido músico.
"Me habría encantado ser músico, mucho más que escritor, entonces siempre digo que la literatura fue una manera quizás de resarcirme y de recompensar todo eso. Sucedió que, hablando con músicos que sí habían vivido aquella época de los 80, me decían que eso daba igual, porque ellos tampoco se acordaban de nada", confiesa el escritor pamplonense.
Irurzun reflexiona que la literatura del tema mantiene viva la llama, pues, aunque integrantes de bandas como Eskorbuto, RIP y Cicatriz murieron víctimas de la heroína y del sida, los sobrevivientes del movimiento continúan su lucha con discos y libros como Evaristo Páramos, líder de La Polla Récords, y Enrique Villarreal "El Drogas", bajista de Barricada.
Salvador Allende dijo que: "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica", y esa idea sigue viva, pues aunque han pasado casi 40 años del inicio del RRV, la juventud lo descubre.
"Bukowski habla en un poema de que siempre hay que conservar una chispa dentro de uno mismo, porque una chispa, pues es capaz luego de provocar un incendio () En el barrio en el que vivo hay un montón de pintadas por la calle de Eskorbuto, cuando las veo la reflexión que hago es que no me imagino a una persona de 50 o 60 años saliendo con el spray a pintarlas", reflexiona el escritor.
Incluso, el autor adelantó que ya ha finalizado la segunda parte del libro en el que hay acercamientos con la música urbana que ha tomado ideas del RRV y las ha presentado con ritmos actuales, como el caso de Chill Mafia Records.
"Podríamos decir que el trap o la música urbana es como un nuevo punk. Patxi destaca que bandas como La Polla Récords o Lendakaris Muertos llevan el humor como una licencia para desvelar lo absurdo de la realidad, algo que refleja en la novela.
"Quería darle cierto tono irónico, patético al hecho de que el personaje se pusiera de repente a corregir faltas de ortografía cuando él de joven había hecho todo lo contrario, escribir mal, pero sí que es cierto que tenía ese elemento consciente de escribir mal como una manera de rebeldía. El humor es algo revolucionario sobre todo cuando empiezas por reírte de ti mismo", confiesa.
Irurzun se siente satisfecho con la publicación del libro en México, pues sabe que aquí el RRV tuvo mucha influencia desde mucho antes de la única presentación de Eskorbuto, en los 90."Sé que hay muchos seguidores de este tipo de música y que me parecía que les podía interesar una historia así. Que sea esa mi tarjeta de presentación yo creo que también me gusta, porque yo me siento muy cómodo con el tono de este libro", finaliza.