A principios de esta semana, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) inscribió al Parque Arqueológico Nacional Tak´alik Ab´aj en su Lista del Patrimonio Mundial.
Ubicada sobre la ladera volcánica del Pacífico, la llamada cuna de la cultura maya guatemalteca abarca 650 hectáreas, mismas que albergan un total de 356 monumentos, como estructuras, esculturas y plazas ceremoniales, así como vegetación selvática y cafetales.
De acuerdo con la arqueóloga y directora del área de investigación del Parque, Tak´alik Ab´aj viene de la lengua maya k´iche´ y significa “Piedra Parada”. Aquí convergieron la cultura Olmeca y la cultura Maya, a tal punto que la influencia que tuvieron entre sí quedó plasmada en las cerámicas encontradas.
“A pesar de que no existe una filiación étnica entre los olmecas y mayas, sus interacciones son claras en las convenciones estéticas de la ciudad maya”, señaló la experta.
“Podemos observar ese transitar de las convenciones olmecas a las mayas tempranas, a los primeros pasos de la cultura Maya en una forma muy gradual donde uno puede ver, prácticamente, cómo detrás del cincel del escultura cambia la concepción estética”, explicó.