El Oro y Tlalpujahua comparten una tradición navideña poco vista a lo largo y ancho del país. El primero ubicado al norte del Estado de México y el otro, en la serranía de Tlalpujahua, en los límites del estado de Michoacán, hacen posible la producción de esferas navideñas.
La fabricación de estas piezas va más allá de fines comerciales, pues los artesanos lo ven como un motivo de orgullo, ya que para la mayoría, esta tradición ha sido heredada por sus padres y abuelos.
Creadas a base de vidrio soplado, podrás encontrar esferas de todo tipo, desde las clásicas con la forma redonda, pasando por las que tienen forma de gotas y ángeles, hasta las más complicadas como campanas, cisnes y bastones.
Su elaboración empieza en los meses de marzo, abril y mayo, posteriormente se produce su venta, la cuál alcanza un precio más barato que en otros lugares. Esto ha provocado la exportación de estas piezas al extranjero.
Sin duda, vale la pena visitar los distintos talleres de fabricación de esferas navideñas, ya que además de poder conseguir modelos únicos, baratos y atractivos, contribuyes a activar la economía local y a preservar esta tradición heredada generación a generación.