Gabriela Ballesteros (Ciudad de México, 1977)
Ediciones de Autor, Toluca, 2016.
Por Mateo ‘Almaniin
Esta es una novela que trata de la mujer.
Pero el lector no encontrará en sus páginas imágenes ni lugares comunes respecto de las mujeres –aquí no hay princesas de color rosa ni bondadosas hadas madrinas–, sino figuras femeninas que permiten explorar la multiplicidad de personalidades y arquetipos de la feminidad que conforman a la mujer en su totalidad.
Enmarcada en un ambiente fantástico, que nos hace recordar las zagas heroicas más importantes de la literatura –desde el Quijote de Cervantes, hasta las actuales Crónicas de Narnia y otras por el estilo–, la historia narra una serie de situaciones que parten de colocar a las mujeres ante la gran encrucijada de sus vidas: la posibilidad de elegir, de tomar o no una decisión acerca de sí mismas, y de afrontar con responsabilidad (o sin ella) el resultado de esa toma –o no– de decisiones.
A partir de la muerte de un poderoso rey, padre de tres hijas cuyos caracteres se oponen y complementan entre sí –Casta, cruel e impositiva; Fabia, de alma y espíritu libres; y Celsa, más bien sumisa–, la historia entreteje una red de encuentros y desencuentros entre las hermanas, donde la intriga juega un papel fundamental; no sólo para mantener al lector al filo de cada renglón, párrafo o cuartilla, sino para demostrar la realidad de la convivencia que, la mayor parte de las veces, acontece en el día a día de cada mujer.
Y esta demostración posee un sentido profundo, ya que Gabriela Ballesteros reproduce en esta historia un feminismo desligado de posicionamientos y posturas discursivas radicales o xenófobas, y sí un reconocimiento de la feminidad que explora la conformación de la mujer a partir, sí, de la diferencia, pero sobre todo de la aceptación de que la propia personalidad está conformada, no por una sola imagen arquetípica de la mujer –la madre castrante, la mujer sabia, la amante sensual–, sino por todas ellas, y que compromete al lector, y en especial a las lectoras, a percibirse como esa multiplicidad de seres que, lejos de estorbarse, odiarse y confrontarse unas con otras, aspiran a la concreción de la unidad desde la integración del todo.
Donde el linaje se desdice es una invitación a explorar esos diversos caminos que, como mujeres reales, las personajes deben recorrer, aceptando las bondades que se les presentan, pero también encarando a las vicisitudes que el azar, el destino o la vida misma ponen frente a ellas.