Miguel Ángel Buonarotti, uno de los artistas más destacados de la historia, tenía un principio rector para llevar a cabo su trabajo escultórico: en las entrañas de cada piedra hay una escultura, y es trabajo del escultor descubrirla. Bajo esta ética de trabajo, el artista italiano se ganó el reconocimiento de sus colegas durante el Renacimiento, convirtiéndose en el máximo referente de las proporciones y el realismo utilizando materiales hostiles.
A pesar de que no sólo se desempeñó como escultor, el tratamiento que logró sobre el mármol y otras piedras ha mantenido a Miguel Ángel como uno de los artistas más importantes en la historia de Italia y el mundo.
Ahora, a más de 450 años de haber terminado su última obra, nueva evidencia del Victoria and Albert Museum, en Londres, ha revelado que una huella dactilar del artista se pudo haber conservado a la perfección sobre la piel de uno de sus trabajos menos conocidos.
Un análisis reciente de una escultura de cera que forma parte del acervo del museo londinense reveló la posibilidad de que Miguel Ángel Bounarotti haya dejado ahí su marca personal. La huella dactilar encontrada se aprecia corrida, como si hubiera sido resultado de un mvomiento rápido, casi accidental.
Gracias a esto, la escultura conocida como El Esclavo volvió a llamar la atención de los curadores del inmueble durante los encierros más severos a causa de la pandemia por el Covid-19 mientras era trasladada. “Sobre la piel, hay una marca”, exclamaron.
Nunca la habían visto. Los expertos atribuyen esta falta de visibilidad a las condiciones ambientales bajo las que la pieza había estado guardada. Un ligero cambio en la calidez o la humedad de las salas pudo haber derretido una parte mínima de la piel sobre la retaguardia, donde se aprecia claramente el retazo de una huella dactilar. Y es que como el diseño es originalmente de Miguel Ángel, lo más probable es que la marca sea suya también.
Petta Moturre, curadora principal del Victoria and Albert Museum, asegura que la huella dactilar encontrada se trata de una hermosa casualidad: “Es emocionante que una huella de Miguel Ángel haya sobrevivido tantos años”.