El deseo de Plácido Domingo (Madrid, 1941) era cantar en vivo por su cumpleaños 80, que celebra hoy, en la Ópera de Viena, pero, debido a la contingencia sanitaria por el coronavirus, la realidad es otra.
Sin embargo, se encuentra en ensayos de un Nabucco, de Giuseppe Verdi, que ofrecerá a distancia en una función sin público para ser emitida gratuitamente este viernes 22 a las 9:30 horas, tiempo de México, en play.wiener-staatsoper.at, y retransmitida por la televisión austriaca, ORF, el domingo.
De alguna forma, vuelve así a los escenarios.
"Para mí, estar en el escenario a los 80 años es el regalo más grande que Dios me pudo haber hecho", asegura el tenor en una breve entrevista vía correo electrónico.
Domingo comparte, además, que celebrará su aniversario en Viena junto a su mujer, Marta, y dos de sus hijos, Plácido y Álvaro. Su hijo Pepe y sus nietos no podrán acompañarlo por las dificultades de viajar para encontrarse con él ante una pandemia que aún no cede.
Pero él, que incluso pasó por una convalecencia en Acapulco tras haber dado positivo en marzo pasado a COVID-19, no baja la guardia y sigue en activo, fiel a su lema: "Si paro, me oxido".
Su salida siempre ha sido volcarse a la música.
"Los años pasan, pero el entusiasmo por la música no disminuye... ¡al contrario!", comparte.
“En esos meses encontré el tiempo para descubrir nueva música. Descubrí óperas que no conocía y escuché con gran deleite las interpretaciones que he cantado en mi carrera.
También durante la convalecencia del COVID, como no podía salir del aislamiento, practiqué mucho el piano, que normalmente no encuentro el tiempo para hacerlo. ¡El hacer música hace sentirte muy bien!".