Última llamada
El peor legado
- El caos financiero de algunas de las administraciones municipales salientes es inocultable y en algunos casos será evidenciado con algo de jiribilla política; sin embargo, lo más importante será que se finquen responsabilidades, porque la falta de consecuencias será una clara invitación a que los malos manejos (con dolo o sin él) se sucedan interminablemente. En el caso de la capital mexiquense, se antoja difícil que existan castigos. ¿Será verdad que Juan Rodolfo Sánchez Gómez pidió la intercesión del arzobispo Francisco Javier Chavolla Ramos para evitar que Raymundo Martínez lo persiga? Dicen que cuando el río suena, agua lleva.
- Las administraciones entrantes tienen un reto mayúsculo ante sí, y es allanar el camino para la próxima elección, la cual regirá los destinos de los mexiquenses durante seis años más. En la elección para elegir gobernador de 2017, el PRI, representado por el actual titular del Ejecutivo estatal, Alfredo del Mazo, estuvo a punto de perder ante Delfina Gómez, y las cosas para la elección de 2023 no se ven nada fáciles para ninguno de los partidos políticos, pero las administraciones que llegaron por parte de la alianza PRI-PAN tienen el doble reto de arreglar el desgarriate que encontraron y hacer las cosas a la perfección para mantener el favor ciudadano. Tarea sumamente difícil en medio de la crisis económica y de salud que enfrenta el país, de lo contrario podría ser la última llamada para el priismo mexiquense.
- Poco a poco los servicios públicos en Toluca comienzan a normalizarse, la recolección de basura comienza a realizarse casi de forma habitual, inclusive hasta las manifestaciones comienzan a ser casi las cotidianas, sin embargo, tras de toda la tranquilidad que parece imperar en la capital mexiquense se tienen que preparar acciones concretas para recobrar el rumbo de una ciudad que vivió un fin de año caótico y técnicamente en la anarquía, porque de otra forma, la corrupción, el bandidaje y la informalidad prevalecerá en la actual administración y ese es el peor legado que pudo recibir Raymundo Martínez.