La victoria de Tlanixco, la vergüenza del sistema
*La animadversión contra la morenista de Ocoyoacac
*El juego de la declaracionitis
- En la liberación de los seis defensores del agua de Tlanixco no hay méritos de instancias locales. Ni de la Fiscalía estatal, ni de la Comisión de Derechos Humanos local, ni de ninguno de los tres Poderes. La lucha, de 16 años, fue de los familiares y después de los organismos defensores no gubernamentales e internacionales. En el Estado de México solo se fue reactivo, ante las evidencias de las anomalías en el proceso. Tampoco habrá méritos suyos en los casos de Humbertus y Salazar, en los que han estado muy calladitos hasta ahora, pese al exhorto de la Legislatura mexiquense.
- Salta a la vista el nivel de inconformidad que ha alcanzado la alcaldesa de Ocoyoacac, Anallely Olivares, y eso que tiene apenas tres meses en el cargo. Si bien no se puede defender lo indefendible, en cuanto a su falta de experiencia y capacidad política para negociar los problemas que le han saltado en el camino, muchos son los intereses políticos y económicos en su municipio que se niegan a perder su último bastión y que le están bombardeando con cualquier motivo para hacerle la vida imposible, ¿será que se les haga?
- En el tema de la reforma a la Ley General de la UAEM, los ánimos no se dejan de calentar. Los enfrentamientos y menosprecios a las vías institucionales solo ponen en entredicho la capacidad de cabildear. Que no sorprenda que Morena quiera dar un manotazo a la máxima casa de estudios mexiquense, pero tampoco que, una vez que lo haga, quien lo sufra sea la misma comunidad universitaria. En el juego de la declaracionitis entraron los actores de esta afrenta.