¿Vacunas para todos?
De la vista gorda
- Los candados que el presidente de la República jura y perjura se toman para evitar que los mexicanos se salten el calendario y se vacunen antes de lo que les toca, parecen mero discurso. Existen desde denuncias en el sentido de que los Siervos de La Nación ya han sido inmunizados, curiosas apariciones de gente joven entre los viejitos (y no sólo los dos detenidos en alcaldía Coyoacán) hasta confesiones públicas. Tal es el caso del panista Francisco Gárate, quien publicó en redes sociales que fue inoculado en Toluca con las dosis sobrantes, y hasta agradece al gobernador Alfredo del Mazo y al alcalde ex panista Juan Rodolfo Sánchez, y reprocha a Andrés Manuel López Obrador. A Toluca le fueron entregadas 100 mil dosis para 85 mil adultos mayores. A Gárate Chapa, vecino de Naucalpan, le tocó una de las 15 mil sobrantes. ¿Y las otras 14 mil 999? ¿Serían para la población en general? ¿Para otros políticos? ¿Y si en lugar de invitar a los amigos se hubiera convocado a obreros para reactivar la economía? Las “sobrantes” con seguridad habrían alcanzado para vacunar al total del personal sanitario de la capital mexiquense, pero ¿es error de planeación, o falta de voluntad, o influyentismo?
- Encuestas por aquí, encuestas por allá, encuestas por todos lados... Con la época electoral llega también el menudo negocio de las encuestas, no hay político que se postule que no mande a hacer la suya, o en su defecto le entre a la coperacha para el levantamiento. La aplicación de estos sondeos de opinión, por lo general termina siendo un mero reflejo de quien le entró con los recursos para su realización y no una práctica real que ayude a dirimir la intención del voto con antelación y lo peor es que cada vez son menos las personas que realmente las toman en cuenta, en pocas palabras, dinero tirado a la basura, como muchos otros recursos que se despilfarran durante esta época electoral.
- Autoridades estatales y municipales siempre se han hecho de la vista gorda ante los giros rojos que operan en el valle de Toluca, algunos no dejaron de operar durante la emergencia sanitaria y ahora que las medidas se relajaron un poco funcionan en el pleno descaro. ¿Cuanto les costará el silencio de los inspectores en los distintos municipios? Porque esos solo ven una vendedora indígena mal puesta y la levantan con todo y sus productos.