El gobierno federal y productores deben coordinar posturas e implementar una estrategia técnica y política, pues “viene la parte más complicada de la negociación” del acuerdo de suspensión del tomate, consideró el ex funcionario de la Secretaría de Economía, Kenneth Smith Ramos.
En ese asunto comercial, dijo, la estrategia de Estados Unidos llevó a “forzar a nuestros exportadores a negociar con una pistola en la cabeza (...) y con el reloj corriendo en la investigación antidumping”.
La opinión del ex jefe de la Negociación Técnica del nuevo acuerdo comercial de Norteamérica llegó luego de que el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció, la víspera, la eliminación del acuerdo y la imposición de una cuota compensatoria de 17.5 por ciento a exportaciones del tomate mexicano.
En su cuenta de Twitter, Smith Ramos aseguró que la medida pone en riesgo el abasto de tomate y disparará los precios del otro lado de la frontera.
Sin embargo, “la decisión del gobierno de Estados Unidos de salirse del acuerdo de suspensión del tomate es totalmente política”, expuso a través de la red social.
Florida es el estado decisivo en todas las elecciones presidenciales y el presidente Donald Trump ya está en campaña. “Desafortunadamente está sacrificando a sus consumidores”, reiteró Smith Ramos.
Datos de la Universidad de Arizona revelaron que los consumidores estadounidenses serán los más afectados, porque deberán enfrentar un aumento de precios de entre 38 y 70 por ciento, como resultado de la terminación del acuerdo y de la aplicación de derechos compensatorios provisionales.
El tomate es el tercer producto agrícola de exportación de México, después de la cerveza y el aguacate, y uno de cada dos consumidos en Estados Unidos son de origen mexicano.
De acuerdo con la Secretaría de Economía (SE), la industria de tomate ha realizado inversiones significativas desde la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con la intención de convertirse en un sector altamente competitivo.
Solo en 2018 se exportó lo equivalente a casi dos mil millones de dólares, de los cuales el mercado estadounidense absorbió cerca de 95 por ciento de las exportaciones totales de tomate de México en ese año.
NTX