A partir de este lunes entran en vigor las sanciones al petróleo ruso por parte de la Unión Europea. Se aplica el embargo a todas las importaciones de crudo transportadas por barco y el tope de precios que no debe superar los 60 dólares el barril, cuando el precio del mercado es de 65.
Pactado por los jefes de Estado y de Gobierno en una cumbre en mayo, el veto a las compras de petróleo ruso por parte de los Estados miembros recoge una excepción para Hungría, que podrá abastecerse a través del que le llega por gasoducto gracias a la letra pequeña que el primer ministro Viktor Orbán arañó en dichas negociaciones.
Con todo, el embargo europeo afecta al 90 % de todo el petróleo que Rusia vendía antes de la guerra a los socios comunitarios, que desde marzo han redoblado sus esfuerzos para reducir al máximo su dependencia de los combustibles fósiles del Kremlin.
Este tope de precios es también respaldado por los países del G7 y otros socios internacionales como Australia a propuesta de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
Esta última medida ha provocado el rechazo de Ucrania, que quería que el precio se limitara a 30 dólares, y el de Rusia, que amenaza con cortar totalmente el suministro.
Con esta sanciones, la UE pretende atacar una de las principales fuentes de ingresos del Kremlin para financiar su guerra en Ucrania.
Según fuentes comunitarias, los ingresos estatales de Rusia procedentes del negocio del petróleo representan el 37 % del presupuesto.
Fuente: es.euronews.com