Luego de que el Talibán tomara control de Kabul y declarara el fin de la guerra en Afganistán, muchas plataformas digitales, incluidas Facebook y su filial WhatsApp, han dicho que tomarán medidas enérgicas contra las cuentas dirigidas por los talibanes o que los promueven.
Sin embargo, los esfuerzos de los talibanes por contrarrestar o eludir las restricciones a sus actividades en línea ilustran la dependencia que el grupo islamista ha adquirido de las empresas tecnológicas occidentales y de internet en general, y ponen de relieve un posible cambio de rumbo el régimen con respecto a su primer período en el poder, hace décadas, cuando prohibía totalmente internet.
Y es que días después de retomar el control de Afganistán, a principios de este mes, los talibanes aprovecharon su primera rueda de prensa para arremeter contra Facebook en respuesta a una pregunta sobre la libertad de expresión.
"Esta pregunta debería hacerse a aquellas personas que se proclaman promotoras de la libertad de expresión, que no permiten la publicación de toda la información. Puedo preguntar a Facebook. [...] Hay que hacerles esta pregunta", dijo el portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid.
La respuesta, que implicaba que Facebook estaba coartando la libertad de expresión, dejaba entrever una curiosa dinámica de poder: aunque los talibanes presionan para que las fuerzas estadounidenses abandonen el país, siguen dependiendo de empresas estadounidenses de medios sociales, como Facebook y Twitter, para difundir su mensaje, tanto dentro de Afganistán como fuera de sus fronteras. En Twitter, por ejemplo, varios portavoces talibanes, como Mujahid y Suhail Shaheen, tienen cuentas activas y no verificadas, cada una con más de 300.000 seguidores.