La capital de China, Beijing, cerró parques e impuso otras restricciones mientras el país enfrenta una nueva ola de casos de COVID-19.
Mientras, más de 5 millones de personas seguían confinadas el viernes en sus casas en la ciudad industrial de Guagzhou, en el sur, y en la megaurbe de Chongqing, en el oeste.
Las autoridades chinas reportaron el viernes 10 mil 729 nuevos positivos, casi todos ellos asintomáticos.
Tras las pruebas de detección del coronavirus a las que se someten casi a diario la mayoría de los 21 millones de habitantes de Beijing, en la ciudad se detectaron nuevos 118 contagios. Muchas escuelas de la capital regresaron a las clases en línea, los hospitales restringieron sus servicios y algunas tiendas y restaurantes cerraron y su personal quedó aislado. Videos difundidos en redes sociales mostraban a gente protestando o enfrentándose a policías y trabajadores sanitarios en algunas zonas.
“Se ha convertido en algo normal, como comer y dormir”, dijo Yang Zheng, un trabajador de un servicio de comidas, de 39 años. “Creo que tiene más impacto en los niños, porque tienen que ir a la escuela”.
La exigencia de someterse a pruebas cada 24 o 48 horas es “molesta”, apuntó Ying Yiyang, quien trabaja en marketing.
“Mi vida no es comparable a lo que era hace tres años”, agregó Ying. Las visitas a su familia que vive fuera de Beijing pueden ser complicarse si la aplicación de telefonía que casi todos los chinos están obligados a mostrar no se pone verde para el viaje de regreso a la capital, explicó.
“Simplemente, me quedo en Beijing”, apuntó.
Numerosos pueblos de la periferia de Beijing, donde residen los obreros cuyo trabajo mantiene la ciudad en marcha, estaban confinados. Muchos viven en residencias comunitarias que los conductores de taxis y vehículos compartidos dijeron que estaban evitando ahora para no ser puestos en cuarentena.
El aislamiento en Guangzhou, entre otros lugares, debía terminar el domingo, pero las autoridades han prorrogado repetidamente estas medidas sin explicación.
Los líderes chinos se habían comprometido en la víspera a responder a la frustración pública generada por su estricto protocolo de “cero COVID”, que ha confinado a millones de personas en sus casas y ha trastocado la economía.
China aligera política COVID para extranjeros
El gobierno anunció el viernes que reducirá el tiempo de cuarentena para los viajeros que lleguen al país. La embajada de Estados Unidos renovó esta semana su recomendación de evitar a China, así como dentro del país, a menos que sea absolutamente necesario.
Quienes ingresen al país solo tendrán que pasar cinco días aislados, frente a los siete anteriores, en un lugar designado para ello, seguidos de otros tres en su lugar de residencia, según un aviso del Consejo de Estado, el gobierno chino.
No estuvo claro de inmediato cuándo y dónde se aplicará la norma, ni si afectará a extranjeros y ciudadanos chinos por igual.
El alivio de las restricciones afectará también a empresarios y deportistas extranjeros en un aparente avance gradual hacia la normalidad.
Sobre las aerolíneas ya no pesará la amenaza de la suspensión de sus vuelos durante dos semanas si cinco o más pasajeros arrojan positivo, indicó la normativa, lo que podría suponer una importante ampliación de plazas disponibles en esos vuelos, que se han reducido y encarecido desde la imposición de las restricciones en 2020.
De acuerdo con las directrices, aquellos que vuelen a China solo tendrán que mostrar un test negativo en las 48 horas previas al viaje, frente a los dos anteriores.
El protocolo “cero COVID” ha mantenido la tasa de contagios de China en cifras relativamente bajas, pero ha tenido repercusiones económicas y alterado la vida diaria debido al cierre de escuelas, fábricas y tiendas, o al aislamiento de vecindarios sin aviso.
Ante el nuevo repunte de los casos, cada vez más zonas cierran negocios y limitan el movimiento. Para entrar a edificios de oficinas, centros comerciales u otros lugares públicos, la gente debe mostrar al menos una vez al día un resultado negativo de su prueba.
Como el crecimiento económico ha vuelto a debilitarse tras un repunte de 3.9 por ciento sobre el año anterior en el trimestre que terminó en septiembre, los expertos habían pronosticado medidas más audaces hacia la reapertura del país, cuyas fronteras continúan en gran medida cerradas.
Fuente: El Financiero / AP