La reforma también retira buena parte de la capacidad de discreción que permitía a obispos y jerarcas de la Iglesia ignorar o encubrir los abusos, y deja claro que pueden afrontar responsabilidades por omisiones y negligencia a la hora de investigar y sancionar adecuadamente a los sacerdotes implicados en abusos.
El equipo está integrado en su mayoría por personal que labora en la Santa Sede. El próximo 26 de mayo tendrán su primer partido.