La pandemia ha tenido un impacto demoledor sobre la salud mental de los más jóvenes, algo que ya venían advirtiendo los expertos en los últimos meses y que ahora se confirma tras conocerse los resultados del Informe Estado Mundial de la Infancia 2021 de Unicef, en vísperas del Día Mundial de la Salud Mental, este 10 de octubre.
El informe revela que uno de cada siete adolescentes en el mundo entre los 10 y los 19 años (el 13 %) tiene un trastorno mental diagnosticado.
La ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos trastornos.
Los demás incluyen el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, el trastorno de la conducta, la discapacidad intelectual, el trastorno bipolar, los trastornos alimentarios, el autismo, la esquizofrenia y un grupo de trastornos de la personalidad.
Otro dato que arroja el estudio es que cada año 45.800 adolescentes se suicidan, siendo esta una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
Pero a pesar de la demanda generalizada para obtener respuestas que promuevan, protejan y cuiden la salud mental de los niños, la inversión sigue siendo insignificante.
De hecho, los gobiernos del mundo dedican de media a la salud mental tan sólo un 2 % de sus presupuestos de salud.
Punta del iceberg
El informe revela que incluso antes de la pandemia, la infancia y la juventud ya sufrían problemas de salud mental sin que se hicieran las inversiones necesarias para solucionarlos.
De acuerdo con la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Force, “puede que la pandemia haya servido solamente para mostrar la punta del iceberg de la salud mental”.
“Un iceberg que hemos estado pasando por alto durante demasiado tiempo y, a menos que actuemos, seguirá generando resultados desastrosos para los niños y las sociedades mucho después de que la pandemia haya terminado”, añade la directora ejecutiva de Unicef.