Nuestro cerebro guarda miles de secretos que poco a poco vamos descifrando.
La complejidad del funcionamiento cerebral es tal, que llevamos cientos de años explorándolo y aún nos queda mucho por descubrir.
El cerebro humano tiene una magnífica cualidad: la neuroplasticidad. Esta característica nos muestra que todo se puede cambiar, porque las neuronas se agrupan y re-agrupan en base a lo que aprendemos y a nuestros cambios emocionales. Y también tenemos la capacidad para crear nuevas neuronas incluso en la vejez.
La neurociencia aplicada al estudio de la mente que medita, ha hecho que se descubran cosas muy interesantes.
Hoy quiero hablarte de una red neuronal esencial para nuestra vida y que los adultos solemos usar bastante. Esta red neuronal expande sus conexiones por amplias áreas cerebrales, especialmente entre la corteza pre-frontal medial, especializada en nuestras emociones y el nivel de alerta; la corteza parietal posterior, encargada de procesar los estímulos que nos rodean, coordinando el cuerpo con la vista; y la corteza parietal medial y cingulada posterior, encargadas de nuestra conciencia somática y de procesar la información espacial.
Esta red neuronal suele estar activada de manera automática y predeterminada, pero ciertas tareas que requieren nuestra atención, son capaces de desactivar esta red neuronal.
La red neuronal por defecto tiene un papel clave en la rumiación (pensamientos negativos repetitivos) y divagación y se activa especialmente cuando estamos “inactivos”.
Cuando esto ocurre, nuestra mente comienza a vagabundear de un tema a otro, saltando de una pensamiento al siguiente, de una preocupación a la siguiente.
La divagación puede actuar como una manera de descargar los pensamientos que produce nuestra mente, pero cuando estos pensamientos son muy negativos y nos quedamos atrapados en ellos, comenzamos a “rumiar”, repasando sin parar esos pensamientos que nos hacen sentir mal y creando a medio-largo plazo, estados anímicos depresivos y ansiógenos.
La red neuronal por defecto, tiene una función clave en nuestra salud mental y emocional*. Se encarga de la reflexión acerca de nuestros estados emocionales respecto a nosotros mismos y los demás. En el caso de las rumiaciones, los pensamientos giran en torno a la visión negativa de uno mismo y el futuro, lo que afecta a la autoestima.
Una de las claves de la meditación está en no juzgar la propia experiencia meditativa, aceptando cualquier pensamiento, emoción o sensación que pueda llegar a nosotros. Esto que aparentemente parece fácil, en realidad requiere mucho esfuerzo porque supone renunciar de manera voluntaria a los juicios sobre lo que pensamos o sentimos.