En primer lugar, es esencial saber qué es el gluten. El gluten es una proteína presente en la cebada, el centeno, el trigo y otros cereales, y proporciona una textura masticable al pan y hace que la masa sea elástica. Por eso, cuando una persona genéticamente predispuesta y con más probabilidades de padecer la enfermedad celíaca come una comida que contiene gluten, su cuerpo genera una respuesta inmunitaria que ataca al intestino delgado. Este daño puede dar lugar a unas pequeñas proyecciones en forma de dedos llamadas vellosidades, que están situadas a lo largo de la pared del intestino delgado. Las vellosidades suelen permitir la absorción de nutrientes, por ello, cuando están dañadas, el intestino delgado disminuye su tendencia a absorber los nutrientes de la comida. Ésto puede llevar a la persona afectada a la desnutrición, al aborto, a la pérdida de densidad ósea, a la infertilidad, a las enfermedades neurológicas e incluso a ciertos tipos de cáncer.
Las investigaciones han demostrado que alrededor de 1 de cada 100 personas en el mundo están afectadas por la patología, puede haber personas sin diagnosticar, lo que las hace tener mayor riesgo de complicaciones para la salud. Algo muy curioso es que únicamente alrededor del 20% de las personas que poseen la enfermedad celíaca reciben un diagnóstico preciso.
Cabe destacar que la celiaquía es una enfermedad genética que se transmite de generación en generación, es decir, las personas cuyos familiares directos son celíacos son más propensas a la enfermedad. Puede desarrollarse a cualquier edad y debe ser tratada, ya que cuando no es tratada puede conducir a muchas complicaciones.
¿Cómo se manifiesta?
Hasta ahora hemos explicado a rasgos generales en qué consiste la celiaquía, pero aún no hemos hablado de síntomas. Éstos pueden ser muy diferentes en los adultos y en los niños, además de que varían mucho de una persona a otra.
Aun así, entre los síntomas más habituales en los niños nos encontramos sobre todo con problemas gastrointestinales, como dolor, hinchazón y gases, estreñimiento o diarrea, náuseas, cacas pálidas y malolientes o pérdida de peso entre otros. Mientras tanto, los adultos, además de tener problemas gastrointestinales como los niños, también pueden sufrir de anemia, dolor óseo o articular, úlceras bucales, acidez estomacal, o incluso problemas del sistema nervioso, como hormigueo en las extremidades, cambios de conciencia o problemas con el equilibrio.
Causas y factores de riesgo
No existe una causa firme y sustancial de la enfermedad celíaca. En algunas personas, el motivo puede ser hereditario, mientras que otras pueden padecerla debido a cirugías o infecciones víricas. En ocasiones el embarazo y los traumas emocionales pueden desencadenar la enfermedad celíaca.
Sin embargo, no hay datos precisos que muestren la causa exacta de la enfermedad celíaca, aunque sí se ha demostrado que las personas con otras enfermedades previas y los caucásicos son más propensos a padecer celiaquía.
Entre las enfermedades previas que hacen a una persona ser más propensa a la celiaquía se encuentran la diabetes de tipo 1, la enfermedad de Addison, el síndrome de Down, el síndrome de Turner, la artritis reumatoide, la tiroiditis de Hashimoto y la esclerosis múltiple, además de la psoriasis, la pancreatitis crónica, o el linfoma y el cáncer intestinal, entre otros muchos.
Pruebas y diagnósticos
Si se sospecha que una persona padece la enfermedad celíaca, el médico puede pedirle análisis de sangre para diagnosticarla. De esta forma se hará un estudio del sistema inmunitario, además de valorar la posible aparición de anemia. Otras pruebas que se pueden solicitar son las pruebas genéticas para buscar antígenos leucocitarios que permitan detectar la enfermedad celíaca en los casos hereditarios.
¿Cómo se trata la enfermedad celíaca?
No existe un tratamiento mágico que cure la celiaquía, el único tratamiento es dejar de consumir alimentos con gluten. Por ello, es importante educar a las personas afectadas sobre qué pueden o no pueden comer, siendo lo ideal a acudir a un dietista profesional.
Aunque la enfermedad celiaca no tenga cura, si existe tratamiento para los síntomas agudos que puedan aparecer, eso sí, las vellosidades que ya han sido dañadas por la enfermedad pueden necesitar meses o años para recuperarse completamente.
Por todo ello, si sospechas que puedes ser celíaco, deberías hacerte una revisión médica, y, en caso de que te confirmen el diagnóstico, será necesario visitar a tu médico con asiduidad, y, por supuestísimo, limitar el gluten en la dieta de por vida.
Tranquilo, tu cambio de alimentación no va a ser un calvario como puede que pienses. Existen infinidad de alimentos sin gluten en nuestra alimentación diaria, como son las frutas, las verduras, los productos lácteos, las legumbres y los frutos secos, el pescado o la carne. Es más, hoy en día, en los supermercados, ya hay infinitos productos que anuncian orgullosos que son aptos para celiacos, así que no cunda el pánico.