Grandes desconocidas antes de que comenzará la emergencia sanitaria, han terminado por imponerse como la mejor solución para prevenir un contagio por Covid-19.
Las máscaras FFP2, también llamadas máscaras de pato fueron creadas inicialmente para ser empleadas por los sanitarios durante sus labores. La principal ventaja de estos modelos radica en la doble filtración que, al depurar hasta las partículas más pequeñas nos ofrecen una mayor protección.
Tanto es así, que las mascarillas FFP2 filtran al menos un 94% de los aerosoles de un tamaño medio de 0,6 micras. Sin embargo, una mascarilla quirúrgica clásica tan solo filtra partículas de 3 micras o mayores. En definitiva: la mascarilla FFP2 no deja pasar prácticamente nada. Otra de las grandes ventajas reside en que su eficacia es más prolongada en el tiempo.
Una mascarilla quirúrgica convencional comenzará a perder su eficacia a partir de las cuatro horas de uso mientras que una mascarilla FFP2 seguirá protegiéndonos durante más de ocho horas seguidas. Por último es esencial mencionar, que mientras el uso de una máscara quirúrgica protege únicamente a quienes nos rodean. El uso de un FFP2 protege tanto al usuario de la máscara como a su entorno.