Para el patólogo y escritor Francisco González Crussí, la erudición no está peleada con una buena carcajada; más aun si de lo que se habla es de algo que nos concierne -con fascinación o pudor- a todos: el sexo.
Es por ello que su nuevo libro, una combinación de monografía anatómica, estudio antropológico y compendio de chistes y referencias chuscas a la cultura popular, lleva por título el sugerente Las folías del sexo. Según explica González Crussí (CDMX, 1936), la palabra "folía", hoy en desuso, solía referirse antiguamente a la locura, pero con el tiempo adquirió también acepciones de música y disfrute.
"Las dos cosas, locura y alegría, baile, etcétera, me parecieron muy apropiadas para el título, porque quería yo transmitir conceptos serios, biomédicos, junto con anécdotas, chistes, lo que fuera pertinente desde el punto de vista del entretenimiento", refiere
Con el subtítulo "Ideas y creencias sobre el sistema genital", en el libro se abordan los órganos masculinos y femeninos, con el rigor científico que esto amerita, pero también relatando las manifestaciones culturales que se han formado alrededor de ellos.
"Como patólogo, tuve oportunidad de ver los diferentes órganos del cuerpo y realmente toda mi labor como escritor ha sido alrededor del cuerpo, porque los órganos no solamente cumplen una función fisiológica, sino que además tienen sus fábulas, sus mitos, sus narraciones interesantes alrededor de ellos,que son parte de los órganos y, por lo tanto, parte de nosotros mismos", reflexiona.
En el caso del pene, por ejemplo, González Crussí no solamente realiza una descripción anatómica detallada, en la que compara incluso al órgano copulativo masculino con el de otras especies, sino que aborda la forma en la que una "falocracia" se instauró en el imaginario social de diversas culturas.
Desde las fiestas dionisiacas de la ciudad de Delos entre los años 321 a 169 de nuestra era, en los que un falo de madera de 10 pisos era el protagonista de una orgía, hasta el popular grafiti "El Gallito Inglés" -un dibujo soez de un gallo con cara de pene que aparecía en los baños públicos mexicanos-, el autor señala las diversas manifestaciones de esta forma de enaltecer al falo.
"Yo lo veo también como una manifestación del hecho de que las sociedades han sido frecuentemente patriarcales, entonces quieren entronizar al hombre, la prepotencia, la supremacía, desgraciadamente, con relegar a la mujer a un plano segundo, con sojuzgarla", detalla.
Las folías del sexo (Debate) tampoco rehuye de la tarea de señalar la forma en la que la superstición, los mitos y la franca ignorancia en cuanto a los órganos sexuales han propiciado atrocidades enraizadas en la misoginia.
Por ejemplo, González Crussí recuerda el nefasto legado del Malleus Malefircarum, un tratado pseudorreligioso medieval que detallaba las supuestas formas de reconocer una bruja -a las que acusaban de robar los penes de los hombres- y las torturas a las que debían ser sujetas para arrancarles una confesión.
Asimismo, aborda los distintos mitos de la pérdida de la virginidad en las mujeres, como el extendido en el mundo antiguo de que era posible el embarazo causado por una ráfaga de viento, que fueron usados para ejercer control sobre las mujeres.
También, el autor detalla los orígenes de los tabúes y la moralina que suelen rodear a todo lo que tenga que ver con el sexo.
"Durante la llamada época patrística del cristianismo hubo una represión brutal contra todo lo que fuera sexo, se consideraba pecaminoso, y todavía existe mucho de la mojigatería, a veces hipócrita, de la gazmoñería en la que no se permite ni siquiera decir la palabra porque se considera indecente, impropia, para una conversación decente", apunta.
Un claro ejemplo, que detalla en el libro, es lo ocurrido en el concierto de medio tiempo del Super Bowl del 2004, cuando el cantante Justin Timberlake expuso un seno de Janet Jackson al final de su presentación.
Con consecuencias para Jackson y no para Timberlake, el escándalo global que se suscitó, según González Crussí, pinta de cuerpo entero la hipocresía frente al sexo de algunas sociedades.
"En muchas partes del mundo, el hombre se excita sexualmente con la vista del seno femenino, pero esto es algo enteramente sujeto a influencias socioculturales porque, como también menciono en el libro, hay culturas también, como los indígenas del Amazonas, donde las mujeres andan enteramente todo el tiempo con los senos descubiertos y el hombre no se excita porque es una cosa perfectamente normal", refiere.
Como un libro que informa tanto como divierte, Las folías del sexo también sirve como una manera de animar a los colegas médicos de su autor a abrir su mente no sólo al aspecto científico de su labor, sino a la cultura que lo rodea.
"Desgraciadamente, la ignorancia no respeta. He conocido, incluso médicos, que tienen un punto de vista sumamente estrecho, un criterio muy cerrado y eso perjudica al paciente, perjudica a la sociedad", opina. "Yo recomendaría que se enteren un poco más, no solamente de los aspectos puramente médicos, sino de las repercusiones sociales, culturales, incluso económicas que todo esto puede tener".