En medio de la pandemia de Covid-19, las parejas deben tener mucho cuidado con los impulsos agresivos que el encierro a veces amplifica, ser más solidarios, más tolerantes, pensar muy bien lo que se va a discutir o no, advierte en entrevista Valeria Villa, especialista en psicoterapia familiar y de pareja.
"No pedirle tanto a esa persona que funciona como la pareja, valorar mucho más la existencia de esa persona en tu vida, sin esperar tanto, sin exigir tanto", plantea la autora de Secretos de una terapeuta de parejas y El misterio de la mente y las emociones.
"Quizá darte cuenta del simple hecho de que están pasando juntos por esto, atravesando este periodo juntos es suficiente para sentirse menos solos, sentirse acompañados. Creo que en general hay que bajarle a nuestras demandas en la relación de pareja".
Con el confinamiento, advierte, las parejas viven una sobreexposición en la convivencia, que en algunos casos ha generado sentimientos de pérdida de la libertad, una especie de asfixia, y, por consiguiente, algunas rupturas que, en algunos casos, ya estaban en ese proceso de ponerle punto final al vínculo.
También ha observado que otras parejas, que habían decidido terminar, acordaron esperar y transitar juntos la situación de emergencia, aunque en esto tiene mucho que ver si cuentan o no con hijos.
"Pero ha habido todos los fenómenos: hay parejas que se han embarazado sin haberlo planeado, otras que se fueron a vivir juntas, decidiéndolo de manera práctica porque no les convenía estar cambiando de espacio".
-Más allá de la pandemia, ¿cómo ves el cambio de modelo en las relaciones de pareja? Yo creo que el modelo conyugal tradicional está bastante fracasado. A mí me parece que es un modelo que ha fracasado en generar bienestar en las relaciones. Sin embargo, bueno, la gente sigue emparejándose, ya con más libertad, probablemente ya no con este único modelo de tener que casarse.
La gente que en general hoy se casa lo hace por una elección libre.
Yo creo que hay muchísimos varones que se rebelan bastante frente a estas mujeres emancipadas, mujeres que trabajan, que deciden qué quieren hacer con sus vidas, que son menos dependientes, y que es una de las causas del aumento de la violencia en las parejas y de los feminicidios.
Cada vez las mujeres se someten menos, guardan menos silencio. Y eso ha traído muchas consecuencias, con estos ajustes, con lo que tiene que ver con el amor. Yo cada vez veo menos mujeres que tengan en su mente la fantasía de que venga un hombre y las rescate.
Más bien hay una aspiración, sobre todo entre las mujeres clasemedieras, muchas de ellas profesionistas, con un trabajo, con cierta autonomía económica, que más bien aspiran a una relación de mayor igualdad, donde haya solidaridad, compañerismo. Ya no es suficiente con que el varón sea fiel y provea, que era una idea de antaño. Yo creo que la pareja es un sistema que está en evolución.
Quizá los más jóvenes están sacando de su cabeza tanto la idea de casarse como de reproducirse y a mí me parece que está bien que se estén cuestionando si eso que hicieron sus padres y las generaciones anteriores es lo que ellos quisieran, pero sí me parece que estos modelos conyugales monógamos, de entrada sin cuestionarse, ahora están siendo muy cuestionados y qué bueno, porque realmente este modelo tradicional que ha sido tan defendido como la base de la sociedad, una institución sacrosanta como ha sido vista la familia, el matrimonio, no ha sido eso. La familia y la pareja han sido el lugar donde se ejercen violencias terribles.
Estamos en un momento de cuestionárnoslo todos: los que están en pareja, los que están muy jóvenes, los que están a la mitad de su vida.
Hay muchas parejas que deciden que no van a vivir juntas, que no van a cohabitar. Hay nuevos modelos de relación que pueden ser mucho más saludables, en todo caso más libres, que tengan que ver más con una elección libre,
-¿Cuáles son los mayores obstáculos para una relación de pareja sana? Probablemente el sentimiento de propiedad. Este sentimiento de propiedad muy conservador de "tú eres mío, yo soy tuya" y el derivado de ese sentimiento de propiedad: los celos.
El consumo de sustancias también. Cuando hay un abuso de consumo activo por uno de los miembros de la pareja es muy difícil construir una relación.
También pensar que las relaciones son para siempre es un obstáculo muy grande. No tener claro que las relaciones hay que cuidarlas y que hay que seguir en una relación mientras esa relación esté viva y genere bienestar, pero no quedarse en la relación porque "ya ni modo", "que miedo la soledad", "que miedo enfrentarse a una separación o un divorcio".
Esta idea de que debe ser para siempre, que si ya estamos en una relación, que si ya decidimos una serie de cosas, ya no se puede deshacer, es un obstáculo para el crecimiento de la pareja.
Y la falta de autonomía. Las parejas que tienen vínculos de mucha dependencia mutua, donde no hay la posibilidad de tener actividades individuales, amigos que no sean amigos de los dos, hobbies, cosas personales que se pueden hacer sin el otro. Son parejas que tienden a no crecer, a generar relaciones de muchísima dependencia, en donde lo más importante es tener al otro.
Y los patrones de vigilancia en general: los celos, la vigilancia, todas estas prácticas que son bastante frecuentes hoy día, también entre los jóvenes, con toda esta cosa de la hipercomunicación de las redes sociales, celulares, etcétera, también es un veneno que se ha amplificado recientemente.
-¿Esperamos demasiado de la relación de pareja? Creo que en general sí. El amor ha sustituido en muchas personas la parte religiosa. Se le ha convertido en una entidad casi como objeto de culto.
Hoy en día se le deposita demasiado a la pareja, porque se han atomizado mucho los hogares. Esta idea de la familia nuclear que viven los dos con un hijo o que no tienen hijos hace que se le ponga demasiado a una sola persona, a una sola relación. Creo que las expectativas deberían ser moderadas.
El amor de pareja es uno de los más difíciles de practicar y de vivir sin tantos fantasmas. Fantasmas de reparar las cosas que a uno le faltaron en la infancia, como ganas de no repetir los errores de los padres, como ganas de que alguien no te abandone. La relación erótico-amorosa es un reto bien grande y es difícil no idealizarlo. Y es más, requiere de una cierta idealización y de una cierta ceguera para que exista, para que el enamoramiento ocurra. Pero, creo que el futuro de una relación tiene muchísimo que ver con que aguante la desidealización y la realidad de la otra persona, la cual es limitada, igual que la de uno mismo.