Científicos mexicanos siguen explorando nuevos fármacos para tratar a los pacientes contagiados de COVID-19, ante el reto mayúsculo que implica aún vacunar a toda la población contra el virus circulante y sus variantes.
"Una vacuna es algo maravilloso, pero no va a erradicar a la enfermedad cuando menos en las próximas cortas décadas, no hablo ni siquiera de años", estima en entrevista Raúl Romero Cabello, infectólogo pediatra y profesor investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM.
"Si no se erradica, seguirá habiendo casos; esperemos que muchos menos porque mucha gente se vacune, pero al final va a haber casos, y hay que tratarlos. Y si idealmente tenemos un tratamiento efectivo, pues es una maravilla para quien enferme".
Su trabajo estudia la nitazoxanida, un fármaco con acción antiparasitaria y antibacteriana que, al ayudar a la supresión de la replicación viral y propiciar un efecto antiinflamatorio, prevendría la evolución de cuadros severos en pacientes con COVID-19, y cuya acción se ha estudiado en otros ensayos clínicos alrededor del mundo.
"Se le ha visto una acción antiviral también de amplio espectro, primero en laboratorio, en cultivos virales, y luego en pacientes. Se ha probado y se ha utilizado para casos de influenza, tanto A como B, especialmente a partir de 2014", detalla el infectólogo.
Uno de los trabajos que podría abonar evidencia científica de la nitazoxanida contra el SARS-CoV-2 y allanar el camino para su eventual aprobación como tratamiento es el estudio de terapia antiviral temprana FANTAZE, a realizarse de manera conjunta entre el Cinvestav, el IMSS, la Universidad de Liverpool y la University College London.
"Estamos proponiendo una combinación del antiparasitario nitazoxanida con un antiviral que se llama favipiravir, que fue diseñado originalmente para tratar cepas de influenza", comparte Tania Smith, estudiante de doctorado en el Departamento de Farmacología del Cinvestav.
A decir de la química farmacéutico bióloga y maestra en ciencias con especialidad en farmacología, lo que hace la combinación de estos dos medicamentos es atacar al virus en dos momentos distintos de su replicación: "El virus entra a la célula y, una vez adentro, el favipiravir inhibe a la polimerasa de RNA, que lo que hace es impedir que el virus se copie a sí mismo. Y después, la nitazoxanida inhibe la síntesis de la proteína N, que es la que envuelve al virus, la nucleocápside. El virus necesita tener esta envoltura para poder salir de la célula a infectar a otras células", puntualiza.
Al ser medicamentos intracelulares, cuya acción es independiente de la proteína Spike de este coronavirus, el tratamiento funcionaría sin importar la variante con que el paciente en cuestión se haya infectado, añade la científica mexicana.
Ambos medicamentos son conocidos y de probada seguridad, y se propone un uso combinado para alcanzar la concentración necesaria para inhibir la replicación del virus mediante dosis bajas, contrario a si se usaran de forma individual.
El tratamiento se administraría dentro de los primeros cinco días de infección, a pacientes con síntomas aunque no tengan prueba positiva, o a quienes han resultado positivos pero aún no presentan cuadro clínico.
"Es muy importante que sea de los primeros cinco o máximo siete días, porque lo que va a hacer este medicamento es evitar que el virus te invada. Una vez que el virus ya te invadió y se están dañando los tejidos, los antivirales no van a reparar el tejido dañado. Por eso se dan en la primera fase", reitera la investigadora.
Por el momento, el estudio se encuentra en fase de autorización, a la espera de ser revisado por el comité de ética del IMSS, para que posteriormente Cofepris dé luz verde a los investigadores. Serían 120 pacientes del IMSS, específicamente trabajadores de la salud, quienes tomarían este tratamiento oral desde casa.