Desde el inicio de la pandemia, el uso de cubrebocas o mascarillas se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. Gracias a ellas hemos podido hacerle frente al COVID-19; sin embargo, su uso en mal estado (sucias) podría traer múltiples problemas para nuestra salud.
De acuerdo con un artículo publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo especializado en salud afiliado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso frecuente de cubrebocas sin lavarlos, o colocados sobre superficies contaminadas, puede provocar diversos padecimientos dañinos para la salud humana.
Problemas de la piel
El roce constante de la piel contra la mascarilla puede propiciar la aparición de granos. Esta afectación en el rostro genera espinillas y otros síntomas en la nariz, labios, mentón y mejillas, como irritación, resequedad, descamaciones, alergias y enrojecimiento.
Mal aliento
Un cubrebocas sucio podría provocar halitosis o mal aliento. Debido a la falta de oxígeno, el equilibrio podría verse afectado y provocar que determinadas bacterias orales patógenas se desarrollen y ganen terreno frente a las demás, causando mal aliento en la persona en cuestión. En caso de padecer halitosis, el problema puede agravarse cuando se utiliza una mascarilla sucia, ya que la saliva se acumulará en ella, incrementando aún más el mal olor.
¿Cómo cuidar una mascarilla para que no se ensucie?
- Evita tocar tu cubrebocas cuando lo tengas puesto. Si hay necesidad de hacerlo, realiza un lavado de manos previo.
- Retírate la mascarilla por detrás, sin tocar la parte delantera.
- Una vez retirada, es necesario lavarse las manos.
- Cambia tu cubrebocas cuando sientas que esté húmedo.
- Evita volver a usar mascarillas no reutilizables y deséchalas.