A menudo, la debilitación del esmalte no presenta signos visibles. No obstante, lo cierto es que si se daña quedamos expuestos a una gran cantidad de riesgos y amenazas externas.
Lo peor de todo es que el esmalte no se regenera. Esta capa externa puede acabar sucumbiendo ante determinados factores (internos como la genética o externos como la exposición a agentes adversos o una higiene precaria). Protegerlo se convierte, por lo tanto, en una prioridad para garantizar un buen estado de salud.
Pero, ¿qué medidas podemos integrar en nuestra rutina para prevenir y paliar el desgaste del esmalte dental?
Uno de los consejos más importantes es consumir alimentos que posean propiedades desmineralizantes.
Los carbohidratos fermentables agravan los efectos nocivos que generan las bacterias bucales. A partir de un proceso de fusión llamado desmineralización segregan un ácido que corrompe los minerales naturales presentes en el esmalte.
Es importante evitarlos o, al menos, minimizar tanto como sea posible el consumo de golosinas, bebidas gaseosas, plátanos, panes o galletas saladas.
Debes saber que existe una amplia variedad rica en carbohidratos y que, por lo general, se encuentran presentes en altas concentraciones en los alimentos azucarados o ultraprocesados.
Además, mantener una rutina de higiene bucodental efectiva puede ayudar a reducir los efectos de la desmineralización porque los restos de estos alimentos tienden a acumularse entre los dientes tras la ingesta lo cual multiplica sus efectos.