Si el deporte es bueno para el cuerpo, también parece serlo para el cerebro. Al menos, así lo indica un estudio realizado por un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Ginebra, que, tras evaluar el rendimiento de la memoria después de una sesión deportiva, demostraron que una sesión de ejercicio físico intensivo de tan solo 15 minutos en bicicleta mejora la memoria, incluida la adquisición de nuevas habilidades motoras.
¿Cómo? Mediante la acción de los endocanabinoides, moléculas conocidas por aumentar la plasticidad sináptica.
El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, destaca las virtudes del deporte, tanto para la salud como para la educación. Así, los programas y estrategias escolares dirigidos a reducir los efectos de la neurodegeneración en la memoria podrían beneficiarse de sus resultados.
Muy a menudo, justo después de un ejercicio deportivo, especialmente de resistencia como correr o andar en bicicleta, la persona siente bienestar físico y psicológico. Esta sensación se debe a los endocannabionides, pequeñas moléculas producidas por el cuerpo durante el esfuerzo físico.
Estas moléculas circulan en la sangre y cruzan la barrera hematoencefálica. Así, se unen a los receptores celulares especializados y desencadenan esta sensación de euforia. Pero, ¿cuál es el vínculo entre el deporte y la memoria?
Para probar el efecto del deporte en el aprendizaje motor, los científicos pidieron a un grupo de 15 hombres jóvenes y sanos, que no eran atletas, que realizasen una prueba de memoria en tres condiciones de ejercicio físico: después de 30 minutos de ciclismo moderado, después de 15 minutos de ejercicio intensivo, ciclismo o después de un periodo de descanso.
“El ejercicio fue el siguiente: una pantalla mostraba cuatro puntos colocados uno al otro lado. Cada vez que uno de los puntos se transformaba brevemente en una estrella, el participante tenía que presionar el botón correspondiente lo más rápido posible”, explica Blanca Marin, investigadora del estudio.
Además de los resultados de las pruebas de memoria, los científicos observaron cambios en la activación de las estructuras cerebrales con resonancia magnética funcional y realizaron análisis de sangre para medir los niveles de endocannabinoides.