Ante una posible parálisis de la economía local por la cuarentena para enfrentar la pandemia de COVID-19, uno de los sectores que más sufrirán las consecuencias, y de inmediato, será el de la economía informal, advirtió la organización WIEGO.
Según esta agrupación, el comercio informal representa a 51.8% de la población económicamente activa de la Ciudad de México.
WIEGO ( Women in Informal Employment Globalizing and Organizing por sus siglas en inglés) señaló que esta población resentirá con mayor gravedad la falta de compradores en las calles, del transporte público masivo y de seguridad social.
No sólo comerciantes en vía pública, tianguis o mercados, también ofertantes de servicios diversos, como trabajadoras domésticas, lustradores de zapatos, voceadores, organilleros, artesanos y voluntarios del servicio público de limpieza, entre otros.
"El aislamiento y el trabajo desde casa son medidas que pueden aplicar, sobre todo, para trabajadores de clase media o alta, pero no a los de la economía popular. Son personas que viven al día y no se pueden permitir dejar de trabajar un día porque, aparte de comer, tienen deudas que pagar", señaló Tania Espinosa, coordinadora de WIEGO en la CDMX.
Para la organización, tal afectación en el corto plazo requiere acciones inmediatas de protección, por ejemplo, garantizando el acceso a servicios de salud pública y posibles transferencias de efectivo para la población en esta situación.
"Sobre todo, ante la obligatoriedad del aislamiento -si se vuelve obligatorio en algún momento- no habrá otra manera en que estas personas puedan reemplazar los ingresos que les falten", indicó.
Para ello, el Estado cuenta con diversos recursos para alcanzar a una parte de dicha población; sin embargo, existen otras acciones que potencialmente pueden beneficiarla en su totalidad, por ejemplo, creando campañas informativas de higiene para quienes habitan en condiciones de hacinamiento, o limitar la provisión de servicios básicos, como el agua.
En recorridos por la capital, la actividad en las calles se ha reducido ante las recomendaciones hechas por las autoridades de que la ciudadanía permanezca en casa y reduzca el riesgo de contagio del COVID-19, lo que representa un fuerte golpe a los ingresos de artesanos y comerciantes. Sin embargo, hay otras formas en que el aislamiento afecta a gran parte de los trabajadores del comercio informal, es el caso de los voluntarios del servicio público de limpieza y de las trabajadoras domésticas, quienes se mantienen en contacto permanente con posibles focos de contagio.