Para las personas que padecieron COVID-19, exponerse a la contaminación del aire agravará padecimientos respiratorios, planteó la investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Patricia Segura.
"El COVID deja un sistema inmune alterado, las personas van a quedar por meses sensibles a cualquier agresión ambiental", subrayó la investigadora del INER, Patricia Segura.
Ante esta vulnerabilidad y los riesgos de golpes de calor, el sistema de vigilancia epidemiológico debe estar atento, porque el COVID-19 llegó para quedarse y puede generar otros padecimientos, expuso el especialista de la Secretaría de Salud del Estado de México, Victor Manuel Torres.
La investigadora Patricia Segura explicó que COVID-19 será una enfermedad estacional, asociada a las temporadas seca de frío, como sucedió en diciembre y enero, y de calor, de marzo a junio, como ocurre habitualmente con los coronavirus.
Durante un foro realizado este viernes por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), el investigador del Instituto Nacional de Salud, Horacio Riojas, expuso que con la época de calor vendrá acompañada de más contaminación por ozono.
"Esperamos una temporada seca cálida con incremento de ozono y también de partículas por los incendios forestales, con riesgos para la salud en la población vulnerable", planteó Riojas. El coordinación de la CAMe, Víctor Hugo Páramo, indicó que ante el riesgos de contingencias atmosféricas, las autoridades ambientales tomarán previsiones.